Dolor, bronca y aulas vacías

Tendrían que haber estado en la escuela, en las aulas, en un viernes como tantos otras. Pero les tocó en suerte una tragedia evitable y entonces ayer se encontraron llorando la muerte, en una sala velatoria, un cementerio

Tendrían que haber estado en la escuela, en las aulas, en un viernes como tantos otras. Pero les tocó en suerte una tragedia evitable y entonces ayer se encontraron llorando la muerte, en una sala velatoria, un cementerio. 

Hubo dolor y bronca entre docentes, familiares, vecinos, estudiantes y exalumnos que le dieron el último adiós a Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, víctimas de la explosión ocurrida en la Escuela N° 49, del partido bonaerense de Moreno.

“Se murió por los chicos. Fue a la escuela porque no quería que los pibes se quedaran sin comer, les estaba por preparar el desayuno”, confirmó una maestra compañera de Sandra.

Y otra: “Tenemos mucha bronca e impotencia. Queremos justicia para mis compañeros y amigos. Hace dos años veníamos reclamando por los problemas con el gas”. De hecho, anoche los bomberos volvieron a la escuela, alertados por los vecinos que denunciaron una nueva pérdida.

En tanto, en medio del paro docente y las movilizaciones que se replicaron a lo largo de la Provincia, una consigna se escuchó, unánime y contundente: “No fue accidente, no fue casual, fue el ajuste del Gobierno de Vidal”.

En efecto, un mes atrás los maestros llevaron hasta la Gobernación una nutrida carpeta con cientos de problemas de infraestructura en las escuelas. Allí figuraba el escape de gas en la escuela de Moreno. Entonces, la Gobernadora no recibió a los docentes y, a juzgar por los hechos, tampoco habría leído la carpeta. Es hora de que lo haga: por Sandra, por Rubén, para evitar futuras muertes.