El ajuste se siente en el bolsillo: crece el malestar económico y social
Según una encuesta nacional, el 65% de los argentinos afirma que su situación económica empeoró. Más de la mitad teme perder su empleo o ingresos por las políticas de Milei y solo un 14,7% logra ahorrar algo. El relato del ajuste empieza a crujir.
La economía en la Argentina se convirtió en un terreno de resistencia cotidiana. En un país acostumbrado a vivir entre crisis, el ajuste impulsado por el gobierno de Javier Milei muestra señales de agotamiento en el frente más sensible: el bolsillo de la gente. Los resultados de la última encuesta nacional realizada por Zuban Córdoba confirman con datos duros lo que ya se percibe en las calles: el 65,1% de los argentinos considera que su situación económica personal empeoró en los últimos seis meses.
El informe advierte que el deterioro no es solo una variable económica, sino un factor político de alto voltaje. El 54,2% de los encuestados afirma que no le alcanza para cubrir sus necesidades básicas, y un 50,3% dice tener miedo de perder su empleo o sus ingresos debido a las políticas del gobierno. Apenas el 14,7% logra ahorrar a fin de mes. El resto consume todo lo que gana o se endeuda.
En este contexto, la narrativa del ajuste virtuoso empieza a perder fuerza: el 64,8% cree que Milei está profundizando la desigualdad y el 58,3% anticipa posibles protestas o cacerolazos. Aunque la inflación muestra signos de desaceleración, la recuperación del ingreso real es lenta o directamente inexistente. Sin mejora salarial, no hay relato económico que aguante.
El termómetro social marca alerta roja: el 63,7% afirma que cada vez le cuesta más llegar a fin de mes y solo el 36,1% dice que logra hacerlo sin problemas. El malestar se traduce en reclamos: el 39,6% considera que el cambio más urgente para mejorar el país es que el oficialismo deje el gobierno.
En paralelo, también crecen las expectativas sobre la oposición. Mientras los votantes libertarios piden acuerdos y moderación, los opositores exigen unidad para enfrentar a Milei, movilización callejera y renovación de liderazgos. La tensión crece. Y en este escenario volátil, como decía el viejo mantra electoral de Clinton, “es la economía, estúpido”.
