Universidades privadas crecieron un 500% más que las públicas
El deterioro K de la educación universitaria
Al revés del discurso progresista que enarboló el kirchnerismo desde los atriles, de 2003 a 2015 las universidades privadas crecieron un 500% más que las públicas. La frustrante postergación de los sectores más vulnerables de la sociedad para recibir una educación digna y de calidad
La manipulación de las estadísticas y los datos públicos por conveniencia personal fue una de las características centrales de los gobiernos kirchneristas, y la educación no quedó al margen de esta utilización. Durante años, el relato K habló de la fuerte inversión realizada para fortalecer la universidad pública. La realidad, como siempre, muestra una situación totalmente opuesta.
Al revés de lo realizado por los gobiernos de Lula en Brasil o de Evo Morales en Bolivia, donde por primera vez generaciones de hijos de trabajadores accedieron a la educación superior, en la Argentina las casas de altos estudios dependientes del Estado vieron mermar la llegada de los sectores más vulnerables de la sociedad.
Datos oficiales muestran que, entre los años 2003 y 2015, la matrícula en universidades privadas creció un 500% más que en las públicas. De cada cien chicos que ingresan al nivel superior de la educación, 78 se anotaron en universidades privadas y 22 en estatales, evidenciando la mentira de un discurso lleno de contradicciones.
Eso se suma a que, cuando asumió Néstor Kirchner, el presupuesto universitario para Ciencia y Tecnología llegaba al 3% y, una vez retirada Cristina Kirchner de la Casa Rosada, el mismo llegaba a solo al 0,3%. Este atraso puede verse también en los 3.000 millones de pesos que dejó debiendo el kirchnerismo a las universidades públicas a diciembre de 2015, así como en los más de 100 millones de pesos que se adeudaba en becas a los estudiantes con menores recursos.
Retroceso sin escalas
El desmantelamiento efectuado en la educación pública tuvo como resultado que solo el 27% de los jóvenes que entran a la universidad se reciban, y que el 30% de los estudiantes que se encuentran cursando sus estudios no haya aprobado ninguna materia después de haber atravesado un año de carrera.
En diálogo con Hoy, el titular del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) perteneciente a la Universidad de Belgrano, Alieto Guadagni, señaló que “por años desde el gobierno de los Kirchner se niveló para abajo. Al no tener graduados se buscaron acciones que terminaron y demacrando la educación universitaria”.
Para este miembro de la Academia Nacional de Educación, “en los discursos las palabras eran muy bonitas, pero en la realidad existe una gran desigualdad entre el porcentaje de quienes se gradúan en las universidades privadas y las públicas: mientras que, en las primeras, de cada 100 chicos que ingresan se reciben 42, en las estatales solo concluyen sus estudios 27”.
“La universidad pública durante el kirchnerismo no fue más inclusiva. Solo el 12% de los alumnos universitarios provinieron de los hogares con menos recursos del país, cifra inferior incluso que en Chile, donde el sistema está privatizado y allí el 17% de los alumnos proceden de los sectores más vulnerables”, destacó Guadagni.
La degradación sufrida por la universidad durante la década K hizo que una menor porción de la población argentina tuviera acceso a una educación digna y de calidad, menoscabando el derecho del conjunto de la sociedad a desarrollarse personal y profesionalmente.
El uso político de las casas de estudios
Durante los 12 años de gobierno kirchneristas, una de las acciones que caracterizó la labor en educación fue la creación de gran número de universidades públicas en distritos y ciudades que respondían políticamente a la Casa Rosada.
Así fue que se fundaron más de una docena de nuevas casas de estudios, la mayoría de ellas en el Conurbano bonaerense, como son la Universidad del Oeste en Merlo, la de Avellaneda, Hurlingham, José C. Paz, Moreno, la Arturo Jauretche en Florencio Varela, entre otras.
Todas ellas tuvieron un objetivo en común: el uso partidario a favor del Frente para la Victoria de sus recursos e instalaciones. Es así que muchas vieron incrementar hasta en más de un 450% sus presupuestos, sirviendo muchas veces para actividades proselitistas, como la realización de actos para los diferentes candidatos K, como fue el caso el año pasado de Aníbal Fernández en su frustrado intento de llegar a la gobernación bonaerense.