El relato K y el uso de los ferrocarriles

La realidad hace chocar al kirchnerismo contra la pared, donde más allá de las palabras públicas sobre la supuesta reactivación de ramales ferroviarios, los hechos marcan que nada se ha hecho por ello, sino que por el contrario, se ha profundizado la política de los ’90 de desguace del sistema ferroviario.

Los Talleres de Gambier son víctimas de la politiquería K, donde agrupaciones como Kolina, que dirige Alicia Kirchner, realiza actividades en sus espacios como si fueran propios, cuando el dueño es la comunidad en su conjunto.

Tafí Viejo, en Tucumán, ve un taller que se transformó en un depósito de planes sociales y en excusa para pagar sueldos a 100 activistas oficiales, pero de trabajo para reactivar los talleres, poco y nada. Situación parecida viven talleres situados en ciudades como La Banda en Santiago del Estero, Güemes en Salta, o Victoria en el partido de San Fernando.

Podemos ver también el fracaso oficial en la puesta en marcha de “El Gran Capitán”, que unía Buenos Aires con Posadas, que dejó de funcionar por inoperancia. Mismo camino corrió “El tren de los pueblos” que empalmaba Argentina con Uruguay y que concluyó en un fiasco gigantesco.

A esto hay que sumarle las falsas promesas sobre la electrificación del Roca; la impúdica idea de construir un Tren Bala; la construcción de trenes rápidos que unieran Capital Federal con la costa, Rosario y Córdoba; la rehabilitación de ramales que unirían todo el país; el aumento en la frecuencia de salida de los coches; todos hechos que muestran que el relato K ha sido inmenso, donde la mentira le ganó a la realidad. 

El kirchnerismo, a pesar de su prédica a favor de la eficiencia en el transporte, no ha hecho más que caer en los mismos desaciertos del menemismo. No se varió el esquema privatista y se profundizó el modelo de subsidios masivos, recayendo todo sobre los bolsillos de los usuarios, que pagan cada día más caro el viajar en un servicio altamente deficiente.

Sin planificación

Para el titular de la Comisión Nacional Salvemos al Tren (CNST), el ingeniero Norberto Rosendo, “el kirchnerismo no ha tenido una política con los ferrocarriles porque simplemente no tiene una política o mejor dicho una planificación de país”.

El ingeniero ferroviario sostiene que “no le podemos pedir a una administración, que construye usinas a gas en un país donde las reservas de este elemento se han agotado, que planifique un sistema como el ferroviario que dará frutos a no menos de 4 o 5 años de las primeras inversiones. Y cuyas políticas deben pensarse a por lo menos 10 años vista”.

“La lógica del kirchnerismo es el negocio inmediato, el rédito de corto plazo, y allí los ferrocarriles no entran”, remarcó Rosendo.

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