El Senado rechazó el veto de Milei al reparto automático de ATN

Con una amplia mayoría de 59 votos a favor, 9 en contra y 3 abstenciones, la Cámara alta insistió en la ley que garantiza giros diarios y automáticos de fondos a las provincias y a la Ciudad de Buenos Aires.

El Senado le dio este miércoles un golpe contundente al Gobierno al rechazar el veto presidencial a la norma que establece la distribución automática de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) entre las 23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires. Con 59 votos positivos, 9 negativos y 3 abstenciones, la oposición superó con holgura los dos tercios necesarios para insistir con la ley, que ahora deberá ser tratada en la Cámara de Diputados.

La iniciativa modifica la Ley de Presupuesto Permanente (11.672) para que los recursos del Fondo de ATN se giren de manera “diaria y automática” a los distritos, y que se consideren parte de la masa coparticipable. Esto implica una inyección millonaria de fondos que tendrá como principal beneficiaria a la provincia de Buenos Aires, gobernada por Axel Kicillof.

Durante el debate, el peronismo fue el primero en marcar posición. El pampeano Pablo Bensusán sostuvo que la norma “no altera el equilibrio fiscal, sino que pone los recursos donde corresponde, en las provincias”, y denunció que el Ejecutivo viene acumulando “un billón y medio de pesos de ATN no distribuidos”. Su par catamarqueño, Guillermo Andrada, cuestionó al plan económico de Milei y señaló: “Somos campeones mundiales de deuda, la balanza comercial se deteriora y en este país no se ahorra en moneda nacional”.

Desde la UCR, el bonaerense Maximiliano Abad también cargó contra la gestión libertaria: “No es lo mismo alcanzar el superávit con eficiencia que hacerlo licuando partidas necesarias para garantizar calidad de vida. Ponerle candado a la billetera no es gestionar con eficiencia”.

Con un oficialismo replegado y sin capacidad de negociación, la Casa Rosada quedó frente a una nueva derrota parlamentaria. El desenlace ahora dependerá de lo que suceda en la Cámara baja, donde la tensión entre el Ejecutivo y los gobernadores promete escalar aún más.