Fútbol para Todos, nido de la corrupción kirchnerista
Programa fetiche por excelencia de la década kirchnerista, el Fútbol para Todos (FPT) fue desde sus inicios centro de graves denuncias de corrupción por su deficitario e irregular régimen de concesiones, que benefició con contratos millonarios a los amigos del poder.
En junio pasado, la jueza federal María Servini de Cubría procesó a los exjefes de Gabinete del kirchnerismo, Juan Manuel Abal Medina, Jorge Capitanich y Aníbal “La Morsa” Fernández, por incumplimiento de deberes a raíz de la omisión de controlar el uso de los fondos del programa.
Según la denuncia presentada por la diputada porteña de Confianza Pública, Graciela Ocaña, existen más de 9.000 cheques emitidos desde la Jefatura de Gabinete, de los cuales no se puede dar certeza cabal de la dirección que tuvieron. De acuerdo a la investigación judicial, los fondos destinados a los clubes a través del FPT se desviaron de tres formas distintas: por aportes a la fundación “El futbolista”, por descuento de cheques en financieras y por ser utilizados para garantizar préstamos otorgados por el Banco Credicoop a la AFA.
Para la magistrada, ninguno de los tres exjefes de Gabinete garantizaron que los fondos no fueran desviados del programa que tenía por objeto “coordinar y articular la transmisión y explotación comercial de la televisación de los torneos del fútbol argentino”, para que los clubes ordenaran sus economías.
Desde 2010 hasta el año pasado, el Gobierno gastó en las transmisiones del fútbol $6.000 millones, de los cuales se estima que cerca del 15% del dinero no está justificado y desapareció en los márgenes de la corrupción. Solo en 2015, el FPT le costó al Estado nacional poco más de $2.500 millones, casi cinco millones por día, que dejaron de ir a obras centrales para Salud o Educación.