Herencia K: las rutas de la muerte
Especialistas consultados por Hoy advierten por el mal estado de los caminos argentinos, pese a que en los últimos años se duplicó el presupuesto anual de Vialidad Nacional. “Los peajes fueron una caja política que no volvieron en obras”, dispararon
De un tiempo a esta parte, los argentinos nos acostumbramos a amanecer con noticias fatales. El locutor de radio, el conductor del noticiero televisivo, ante un tópico en común: muerte en las rutas.
La explicación -parcial- de esas reiteradas crónicas informativas la da un reciente informe oficial, basado en relevamientos de Vialidad Nacional y del Ministerio de Transporte, según el cual el 40% de las rutas del país está en “mal estado”. Así, pese a que en la última década el presupuesto anual de Vialidad se incrementó en más de 10 veces, la cantidad de rutas con “problemas de seguridad y colapsadas de tránsito” creció de 1.000 km a 3.400 km.
Un dato todavía más estremecedor lo da la Asociación Civil Luchemos por la Vida: mientras que en países como Estados Unidos, Suecia y España, la cantidad de muertos por accidentes de tránsito disminuyó entre un 27% y un 81% en los últimos 20 años, en la Argentina, ese porcentaje aumentó o se mantuvo igual.
Según le explicó a Hoy el coordinador del Comité Nacional de Defensa del Usuario Vial (CONADU), Ricardo Lasca, “durante el kirchnerismo, los aumentos en los peajes sólo eran para pagar sueldos, pero el dinero no regresaba en obras”, y completó: “Se hizo una verdadera caja política de todo esto, porque el peaje debe pagarse cuando el camino está terminado. Nosotros pagamos por caminos inexistentes y sin rutas alternativas libre de pago, por lo que se fundó una especie de monopolio por el que los usuarios viales terminamos siendo rehenes de las concesionarias”.
“La desidia K se extendió a rutas como la 5, 7, 8, 2, 34, donde se hicieron anuncios y promesas, pero todo quedó en una nebulosa”, agregó Lasca, para luego afirmar que el nuevo gobierno “deberá tomar cartas en el asunto y reparar la crisis vial heredada”.
Urgen nuevos caminos
Las grietas, tan debatidas durante el kirchnerismo, son literales en las rutas argentinas, en las que un bache es capaz de alterar un viaje familiar, como advirtió el coordinador del CONADU: “Muchas veces, el conductor puede manejar responsablemente, pero su muerte se decide por un factor externo como puede ser una ruta en mal estado, demasiado angosta, mal señalizada o bacheada”, y añadió: “Tenemos que tener en cuenta que el parque automotor se duplicó en la última década, por lo que la caja de Vialidad Nacional, indirectamente, también se duplicó. Pero, ¿a dónde se fue toda esa plata si la gente sigue muriendo en las rutas?”.
Es una incógnita, porque el Estado nacional recauda más de $53 millones anuales por el impuesto al combustible, con los que se podrían realizar más de 2 mil kilómetros de caminos nuevos por año, los que el kirchnerismo concretó en sus 12 años en el poder.
“El deterioro es muy grande y llevará mucho tiempo repararlo. Pero hay que empezar a hacerlo; tenemos que aspirar a poder levantarnos, encender la radio y que el locutor no tenga que dar más muertes viales como primicia”, concluyó Lasca.
Un atajo fatal
“Nunca un accidente de tránsito ocurre por una sola causa. Pero cuando una ruta está llena de pozos, es muy angosta, le faltan banquinas o señalización, al conductor se le está facilitando el camino hacia la muerte”, dice, de un modo descarnado, el presidente de la Asociación Civil Luchemos por la Vida, Alberto Silveira.
En tanto, para el líder de la ONG vial, el informe del macrismo, estableciendo en un 40% el “mal estado de las rutas argentinas” es “demasiado benigno porque, por ejemplo, yo me atrevería a decir que en señalización, todas las autovías están mal, dejan mucho que desear”.
Además, concluyó Silveira, “es muy grave que en Argentina el número de muertos por accidentes viales se mantenga igual, mientras en países desarrollados este índice decrece significativamente. Queda mucho por hacer”.