Informe complica más a la Barrick

La exSecretaría de Ambiente de la Nación realizó un trabajo demoledor sobre las consecuencias que dejó el derrame de más de un millón de litros de cianuro en San Juan. Complicidad política para tratar de tapar los hechos. La inacción K en su máxima expresión

El derrame de más de un millón de litros de solución cianurada en distintos ríos de la provincia de San Juan, sumergió a la empresa minera Barrick Gold, en un fuerte dilema ante la Justicia nacional, negando los efectos demoledores que este hecho tuvo sobre las poblaciones afectadas.

En el día de ayer se conoció un informe elaborado por la exSecretaría de Ambiente de la Nación en la mina Veladero en tierras sanjuaninas, que detectó fallas en el sistema de gestión ambiental y de mantenimiento, y precariedad de la estructura y el diseño del canal por donde pasan los líquidos cargados con contaminantes tras el proceso de lixiviación de la roca.

Los resultados del informe oficial, realizado por la Subsecretaría de Control y Fiscalización Ambiental en octubre del año pasado, fueron “cajoneados” por el kirchnerismo, buscando así ocultar los efectos de un siniestro mayúsculo que causó hondas consecuencias en la población local.

Tal como lo ha venido remarcando Hoy en distintas notas, la complicidad política del kirchnerismo en el accionar de la minera canadiense fue muy grande, sobre todo de parte del exgobernador de San Juan y actual diputado nacional, José Luis Gioja, que intentó en todo momento despegar a la Barrick Gold del accidente y montar un espectáculo que tendiera a tapar lo ocurrido.
Gioja, que hoy busca ser presidente del Partido Justicialista, es el máximo exponente de la defensa de la megaminería y de la utilización del cianuro para sacar y descubrir oro, y ha sido beneficiado tanto él como su familia, con distintos contratos para suministrarle a la empresa los recursos necesarios para desarrollar su actividad en el país.

Gravedad extrema

La cínica respuesta que dieron en su momento la minera junto a las autoridades provinciales, los llevó a decir que por ejemplo tras el derrame, se podía tomar de las aguas de los ríos “medio vaso que no va a hacer nada”. Esto hizo que la exSecretaría de Ambiente llevara adelante un estudio, donde demostró las pésimas condiciones de seguridad que había en Veladero.

Uno de los problemas que señala, por ejemplo, es la metodología para determinar la cantidad de material que se derramó ante la falla de una válvula a consecuencia del frío extremo y menciona que se demoró una hora, en una grave falla a los códigos de seguridad internos.
Otro de los puntos que deja en claro el informe oficial, es la mentira de la compañía que en un primer momento habló de solo 200 metros cúbicos de solución cianurada involucrada en el accidente, para luego tener que reconocer ante la Justicia que investiga el caso, que en realidad se trataron de más de un millón de litros.

Además, se deja claro la grave crisis social que de esta actividad resulta, donde por ejemplo en el pueblo de Iglesias, cercano a Jáchal (donde ocurrió el derrame), ha crecido en forma exponencial el cáncer, teniendo el 70% de las familias que viven en la zona, un familiar que padece algún tipo de esta enfermedad.

Un informe oficial que deja más que nunca en evidencia la inacción mostrada por el kirchnerismo en materia ambiental, y la complicidad de gobiernos como los de Gioja con los intereses de las multinacionales mineras, llevándose millonarias ganancias y dejando para la Argentina una tierra arrasada que será difícil de levantar al corto y mediano plazo.

No sabe, no contesta

Como suele suceder desde el comienzo en que se conoció la noticia del derrame, la Barrick Gold salió a negar lo escrito por el informe de la exSecretaría de Ambiente de la Nación, y sostuvieron desconocer el trabajo oficial.

La obscenidad de la empresa canadiense llega al nivel de negar incluso cualquier clase de consecuencia sobre la población circundante a donde ocurrió el derrame tóxico, al sostener que el mismo “no pasó a mayores”, y que la actividad puede continuar normalmente sin ninguna clase de complicaciones para la vida de los habitantes de las poblaciones afectadas.