EN FOCO
Justicia a medias
La condena contra empresarios y ex funcionarios kirchneristas, por los 52 muertos que dejó el siniestro de estación Once ocurrido en el año 2012, dejó un cúmulo de sensaciones encontradas.
Por un lado, constituye una buena señal que dos ex secretarios de Transporte, como Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi, como así también los empresarios Cirigliano que hicieron numerosos negociados durante la era K, hayan recibido penas de entre 5 y 9 años de prisión. Se trata de un aliciente si se tiene en cuenta que, por lo general, los delitos de guante blanco en la Argentina terminan en la más absoluta impunidad.
Ahora bien, no deja de llamar la atención que el ex ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, quien fuera durante años jefe inmediato de Jaime y de Schiavi, ni siquiera haya estado en el banquillo de los acusados. Peor aún, el kirchnerismo lo incluyó en la lista de diputados nacionales con lo cual ahora cuenta con fueros que lo protegerán, durante los próximos 4 años, para no ir preso por los múltiples actos de corrupción en los que habría estado implicado durante la mal llamada década ganada.
La realidad es que ninguno de los negociados que hicieron los Cirigliano –que durante años controlaron las concesiones ferroviarias y recibieron miles de millones de pesos aportados por el Estado con nuestros impuestos- se podrían haber concretado de no haber sido por De Vido que fue uno de los principales cajeros del kirchnerismo. El ex ministro de Planificación, en múltiples oportunidades, quedó en la mira por las sospechas que los sindicaban como el encargado de recaudar para la corona.
En ese contexto, el tribunal que leyó la condenó ayer pidió que se investigue la responsabilidad de De Vido por lo que fue una de los mayores siniestros ferroviarios de nuestra historia. Igual, el fallo genera algunos interrogantes: ¿Qué intereses se movieron para que recién ahora se haga este pedido y no antes, durante el período de instrucción, cuando se realizaron las imputaciones y se concretaron las distintas investigaciones?, ¿qué mente afiebrada puede creer que Jaime y Schiavi actuaban por propia voluntad, sin rendir cuentas ante De Vido, Néstor y Cristina Kirchner?
Al igual que De Vido, CFK también debería haber sido enjuiciada. Es imposible que ella no haya estado al tanto de los negociados que se hicieron con las concesiones ferroviarias, y más teniendo en cuenta que los Cirigliano habrían actuando como recaudadores políticos del kirchnerismo desde el año 2003 hasta el mismo momento en que chocó el tren de la línea Sarmiento. Lo mismo le cabe al vicepresidente Amado Boudou quien solía reunirse con los Cirigliano en la lujosa residencia de esa familia en el barrio Médanos de Necochea, localidad de la Costa Atlántica en la que el rockstar kirchnerista se movía en un helicóptero perteneciente a un empresario platense llamado Marcelo Scaramellini. Se trata del titular de una constructora beneficiada con obras públicas millonarias, asignada en varios distritos durante el gobierno kirchnerista, lo que llevó a que ahora tanto Scaramellini como Boudou estén procesados por dádivas.
Los Cirigliano también mantuvieron, durante años, una estrecha relación con su vecino del barrio Médanos: Roberto Porcaro. Se trata uno de los principales operadores políticos del monje negro del kirchnerismo: Carlos Zannini, ex secretario de Legal y Técnica de la Presidencia y compañero de fórmula de Daniel Scioli en las últimas elecciones, puesto a dedo por Cristina Kirchner. Zannini y Porcaro, durante el gobierno de Néstor Kirchner, conformaron la agrupación Compromiso K durante la primera mitad de la mal llamada “década ganada”.
Tanto Boudou, como de Vido y Zannini, como así también el ex titular de la AFIP; Ricardo Echegaray, son parte esencial de la estructura corrupta que lideró Néstor y Cristina Kirchner para saquear a la Argentina durante 12 años, dejando como resultado un país con 12 millones de pobres. Ellos fueron partícipes de los grandes escándalos de corrupción que aún se encuentran impunes.
Lo ocurrido en estación Once, hace tres años, es una cabal muestra que la corrupción mata. Y sigue ocurriendo, lamentablemente, cuando en un territorio repleto de riquezas naturales, con capacidad para alimentar a 400 millones de habitantes, se mueren chicos desnutridos todos los días. La corrupción mata cuando, ante la falta de inversiones en rutas concesionadas por privados amigos del poder, diariamente hay accidentes viales que se cobran vidas; la corrupción mata cuando, producto de una política que generó inéditos niveles de exclusión y le abrió las puertas del país al narcotráfico, vemos que inocentes mueren en manos de delincuentes que no tienen absolutamente nada que perder.
Luego de 12 años de gobierno K, la Argentina debe ser refundada. Y para que ello ocurra deberá existir una Justicia verdaderamente independiente, con jueces y fiscales a los que no les tiemble la mano a la hora de imputar, procesar y condenar a los poderosos. Y no sólo a los ladrones de gallinas. Que así sea.
