El Gobierno sacó el oro del Central sin contratos ni respaldo legal

El Banco Central admitió que envió los lingotes al exterior sin aval jurídico ni documentación, una maniobra que expone a Caputo y abre un frente judicial.

El Banco Central reconoció que durante 2024 movilizó lingotes de oro al exterior sin elaborar contratos ni informes jurídicos. La admisión, realizada ante la Auditoría General de la Nación, dejó al descubierto una operatoria millonaria sin respaldo documental. El hecho compromete directamente al ministro de Economía, Luis Caputo, y a las autoridades monetarias, que ahora enfrentan un escenario judicial cada vez más complejo.

La respuesta oficial ante el reclamo de la Justicia fue tan escueta como alarmante. El Central confirmó que no existen contratos con el Banco de Basilea ni con ningún otro depositario internacional. La ausencia de documentación transforma el movimiento de activos estratégicos en una maniobra opaca, sin trazabilidad pública ni posibilidad de control posterior. El oro salió del país en plena crisis cambiaria, en vuelos comerciales y sin actas de Directorio ni comunicaciones oficiales.

Ese vacío administrativo quedó finalmente expuesto. Sin contratos no hay auditoría posible, y sin auditoría la responsabilidad deja de ser institucional para recaer en los funcionarios que autorizaron o consintieron la operación. Los bienes del Banco Central no son activos privados, su pérdida de trazabilidad convierte una irregularidad administrativa en una presunción de gravedad penal.

La Justicia exige explicaciones

La Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal ordenó al Banco Central entregar información precisa sobre el destino del oro y cuestionó el ocultamiento oficial. El fallo advirtió que las excepciones al acceso a la información pública no pueden depender de la voluntad de un funcionario. La confidencialidad, sostuvo el tribunal, debe fundarse en un daño concreto y verificable.

La contradicción es evidente, ya que parte de los datos solicitados circulan en medios de comunicación, lo que demuestra que informar sobre volumen, destino, transporte y seguros no implica un riesgo institucional real. Aun así, el Ministerio de Economía y el Banco Central optaron por el silencio.

Antecedentes y sospechas

Cabe recordar que La Asociación Bancaria denunció en junio de 2024 que el Central estaba enviando lingotes sin resolución oficial conocida. El organismo señaló al menos dos operaciones, presuntamente realizadas a través de Loomis y British Airways, por unos 450 millones de dólares. Las mismas nunca fueron explicadas ni desmentidas públicamente.

El contexto agrava la situación. El oro funciona como último sostén contable de un Banco Central con reservas netas en rojo. Estimaciones privadas ubican el saldo negativo en torno a los 18 mil millones de dólares. Sin el respaldo del metal, el deterioro sería aún mayor.

Economistas incluso cercanos al oficialismo admitieron que el oro pudo haber sido utilizado como garantía para obtener financiamiento externo y reclamaron mayor transparencia sobre encajes y reservas. Mientras tanto, el metal sigue ausente de los registros públicos. No hay contratos, no hay informes jurídicos y no hay respuestas. La Justicia ya intervino y la pregunta que incomoda a Caputo y a Bausili sigue sin respuesta: ¿Dónde está el oro del Banco Central?

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