Contaminación de las harineras
La corrupción K huele a podrido en Mar del Plata
Fuertes olores “a sangre y pescado” pululan el aire marplatense sembrándolo de un aroma putrefacto. La culpa recae en empresas harineras y en los organismos de contralor. Advierten que estos negociados espurios provocarían distintas enfermedades
Todo tiempo pasado fue mejor, reza uno de los dichos populares, y esto puede verse más que nunca en lo que sucede hoy día en la ciudad de Mar del Plata, donde en sus calles se percibe en forma constante un olor a podrido nauseabundo, que hace el aire irrespirable y la relajación y diversión en las playas, algo idílico.
Pero ese olor rancio y viciado no es algo producido por la naturaleza, sino por la acción humana, ya que son las empresas harineras radicadas en la región las que originan ese aroma “a sangre putrefacta mezclada con pescado” que hace irritar a más de un marplatense o turista que visita la ciudad.
Hoy dos firmas, Coomarpes y Agustiner, controlan cuasi monopólicamente el mercado, no cumpliendo con casi ninguna de las normas establecidas, además de contar con la complicidad de organismos estatales como Obras Sanitarias Sociedad de Estado (OSSE), subsecretaría de Pesca de la Nación, dirección de Pesca bonaerense y Organismo Provincial de Desarrollo Sustentable (OPDS), que no cumplen con su función de controlar.
La corrupción juega un papel central en un entramado putrefacto que deja en evidencia la inacción de un Estado, principalmente en la larga década K, donde no se hicieron los controles necesarios, dejando una herencia de perversión política y de negocios muy arraigados y difíciles de quebrar.
Un problema de arrastre
Las empresas harineras que actúan en el puerto de Mar del Plata, no hicieron las inversiones necesarias para adecuar sus maquinarias a los efectos de no producir contaminación ambiental. El paso arrasador del kirchnerismo por el poder, que en la ciudad costera tuvo al ex intendente Gustavo Pulti como su principal exponente, nada hizo para frenar esta situación.
En diálogo con Hoy, el investigador y Oficial de Marina Mercante, Roberto Maturana, que presentó 14 denuncias penales poniendo al descubierto este entramado, afirmó que “las empresas debieron adecuar sus plantas, ponerles filtros, hacerles modificaciones para no largar olor, o de lo contrario, bajar su nivel de producción. Al revés de esto, no hicieron ninguna inversión y aumentaron su producción, sin que nadie hiciera nada por detenerlo”.
Para el analista, “en todo este accionar hay una complicidad política muy grande, ya que acá vino el Organismo Provincial de Desarrollo Sustentable (OPDS), les clausuraron las empresas y a las pocas horas las volvieron a abrir como si nada. Ahora veremos qué pasa con este nuevo gobierno, tenemos esperanza de que todo mejore”.
“Las autoridades de Obras Sanitarias Sociedad de Estado (OSSE) y del Consorcio Portuario Regional siguen siendo del PJ, todavía no se cambió nada. Acá en la ciudad no hay números de lo que pasa, no hay controles, no hay nada. Durante la última década dejaron que actuaran como quisieran, ya que están todos prendidos con la plata lamentablemente”, graficó Maturana.
La harina de pescado que se produce es solo para consumo animal, no para consumo humano, y resulta un negocio empresarial altamente redituable. Estas firmas le dan a las pesqueras los cajones de plástico sin cargo, y luego la planta los filetea y vuelve a las harineras llena de residuos, que es con lo que hacen la harina. Esto es un gran negocio, ya que la tonelada de este producto cuesta en el mercado 1.600 dólares, ganando así decenas de millones al año.
Salud en riesgo
Otro de los graves problemas que acarrea esta corrupción, es en la salud de las personas, ya que según un estudio de la Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión de España, las empresas productoras de harina de pescado, pueden provocar cáncer de pulmón, principal causa de muerte por esta enfermedad.
Según el estudio, uno de los elementos químicos que irradian estas empresas, es el Radón, que se agrava aún más en las personas fumadoras, y una vez que este contaminante entra en el cuerpo humano, puede alcanzar cualquier área del organismo. Al igual que lo que sucede con el Benceno, que suele usarse en estas firmas, y que es un elemento causante de leucemia. Además, estos olores pueden provocar efectos respiratorios a corto, mediano y largo plazo, y causar enfermedades como neumonitis, bronquitis aguda, infecciones respiratorias y ataques asmáticos.
Pescado, droga y negocios
El negocio del narcotráfico es uno de los más redituables en la Argentina en el mundo del delito, usándose los puertos de las ciudades costeras para el envío de droga al exterior.
Desde los puertos del país, como es el caso de Mar del Plata, se envían semanalmente grandes cargamentos de droga (principalmente a Europa) adentro de pescados para tapar el olor y que no sean detectados por las autoridades del viejo continente. Uno de los casos más famosos es la denominada “Operación Langostino”, que transportaba cientos de kilos de cocaína.
Esta situación ameritó que desde el poder político se hablara de cambiar la situación con un mayor control electrónico de los precintos de los containers que se cargan en los puertos, además de espacios fiscales para que fueran controlados uno por uno, pero lamentablemente todo quedó en la nada, y la desidia y la inacción siguen siendo moneda corriente en los puertos de nuestro país.