La República está en riesgo

EN FOCO

La misteriosa muerte del fiscal Nisman generó asombro y estupor. Y seguramente, derivará en una aguda crisis política e institucional que pondrá aún más en jaque a un gobierno nacional que, en la recta final de su mandato, está mostrando su peor cara: manejos mafiosos y una corrupción generalizada que no tiene precedentes en la historia democrática de nuestro país.

Por más que el kirchnerismo se esfuerce en intentar hacer creer que se trató de un suicidio o que utilice distintas estrategias discursivas para desligarse de lo ocurrido, la realidad es que el accionar del gobierno K es por demás sospechoso.

Concretamente, si la presidenta creyera que tanto ella como sus funcionarios no cometieron ningún delito en el acuerdo firmado con Irán, deberían haberle dado al fiscal todas las garantías para que pudiera desempeñar su labor y dijera lo que tenía que decir, dejando que sea la Justicia la que termine poniendo blanco sobre negro.  Nada de eso ocurrió, por el contrario, desde que Nisman hizo pública su denuncia contra el gobierno, el kirchnerismo comenzó una inusitada campaña de hostigamiento y de aprietes.

Esperemos que, a partir de esta grave situación, todos los responsables de investigar lo ocurrido tengan las garantías y la valentía de ir a fondo para que se conozca la verdad.  La Argentina necesita y se merece tener una Justicia realmente independiente, con jueces y fiscales dispuestos a hacer realidad ese axioma que dice que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley.

Ante un caso de semejante gravedad institucional, la salud de la República y de sus instituciones está en riesgo. No es para menos: estamos asistiendo a la muerte de un fiscal que se atrevió a denunciar a la plana mayor de la administración K y que, para colmo, ocurrió pocas horas antes de que ese mismo funcionario judicial tuviera que presentarse en el Congreso para exponer y entregar nuevas pruebas sobre la causa AMIA. Como si todo esto fuera poco, el ex espía que fue echado por el gobierno, y que es sindicado como uno de los responsables de la investigación que llevaba adelante Nisman por el atentado de 1994, decidió salir del país y podría pedir asilo en el exterior.

Ante un poder político empecinado en querer esconder la realidad, se requiere que la ciudadanía pueda conocer la verdad de lo ocurrido, sin ningún tipo de manipulación. Esto no solo atañe a la causa AMIA y a la muerte del fiscal, sino también a las numerosas causas de corrupción que se acumulan en los tribunales y que, salvo unas pocas excepciones, prácticamente no tiene funcionarios condenados.

Lo peor que puede ocurrir a nuestro país es que se imponga la impunidad ya que ello llevará a que los argentinos tengamos que vivir, de forma permanente, en un cono de sombras.

“Yo puedo salir muerto de esto”

Fue una frase tan trágica como premonitoria. El fiscal especial del caso AMIA, Alberto Nisman, que apareció muerto hoy en su departamento de Puerto Madero, le dijo al matutino porteño Clarín días atrás una oración que marcó su destino. "Yo puedo salir muerto de esto", afirmó. El sábado, en otro contacto con una cronista de ese diario, repitió la terrible frase.

A pesar de la presión que había sobre él y de la feroz embestida del kirchnerismo en su contra, Nisman estaba confiado en la solidez de su denuncia por encubrimiento contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el canciller Héctor Timerman, el diputado Andrés "Cuervo" Larroque, Luis D'Elía y Fernando Esteche.

"Desde hoy mi vida cambió. Es mi función como fiscal y le tuve que decir a mi hija que iba a escuchar cosas tremendas de mi persona", dijo el miércoles, horas después de sacudir al país con su denuncia.