La herencia K

Los aumentos que se avecinan, bajo la lupa

Especialistas consultados por Hoy analizan la herencia que la descontrolada política subsidiaria del kirchnerismo deja para el próximo presidente, con el impacto que ello podría significar en el bolsillo de los argentinos

“Si quieren que sigan los cortes, mantengan los subsidios”

Por Carlos Pierro (Expresidente de YPF y del Comité Argentino del Consejo Mundial de la Energía)
Especial para Hoy

Si quieren mantener los cortes de energía, que mantengan los subsidios y las tarifas como están. Si no quieren institucionalizar ni ordenar el sector eléctrico, que ha sido tan maltratado durante el kirchnerismo, que siga todo de este modo.
Pero las tarifas, inevitablemente, hay que aumentarlas. Con esta farsa de los subsidios, el sector residencial, que más consume, tiene tarifas “regaladas” y han sido los grandes beneficiarios de la década.

Es Cristina Kirchner quien entrega el terreno minado para el tarifazo, con el agravante de que deja a las empresas energéticas absolutamente descapitalizadas.

“Los incrementos podrán ser de más del 500%”

Por Emilio Apud (Exsecretario de Energía de la Nación)
Especial para Hoy

La política subsidiaria del kirchnerismo no da para más. No puede ser que generemos subsidios por $ 140 mil millones, que es la mitad del déficit fiscal. Gane quien gane va a tener que pagar el costo político que significa actualizar tarifas, demostrando que después eso vuelve en beneficio para los usuarios, porque va a bajar la inflación, no va a haber problemas cambiarios, va a haber mejores servicios, etc. Ahora, el usuario se ahorra de pagar una cuota alta en los servicios, pero paga con el 25% de inflación que genera una tarifa congelada durante 12 años.

El subsidio es una decisión populista para captar el voto y fomentar el consumo, pero el dolor comienza se siente con las reiteradas fallas en los servicios, que se manifiesta, sobre todo, en verano.

Llegó el momento en que esto se tornó insostenible; importamos mil millones de dólares por mes de recursos energéticos y ya no nos alcanzan las reservas para seguir importando.

Además, esta política de subsidios generalizados subvenciona al 90% que no lo necesita, mientras que un 10% no logra un subsidio. Hay que invertir la ecuación: el 90% no tiene que tener subsidios y el 10% sí.

Una readecuación tarifaria requerirá un uso más racional de la energía y permitirá exigirle a las empresas que presten un mejor servicio. Al principio se va a sentir, porque los incrementos -sobre todo en la luz, que aún no ha sufrido ajustes- podrán ser de más del 500%. Pero las tarifas de hoy son ficticias, no se puede mantener un servicio por debajo de su costo real.
“Hoy, los pobres financian al resto”

Por Aldo Pignanelli (Ex presidente del Banco Central)
Especial para Hoy

Habría que hacer una profunda auditoría para ver a dónde van los subsidios, ya que las mayores contribuciones no van al usuario, sino a las empresas.

Permítaseme recordar un informe de la Auditoría General de la Nación, a raíz de la tragedia de Once, que da cuenta de un desvío muy importante en los subsidios, del orden del 30%. Ese desfalco se da tanto en los transportes públicos como en los servicios energéticos.

Este año, se calcula que las subvenciones en concepto de tarifas ascenderán a los $ 300 mil millones, poco más de US$ 30 mil millones, una cifra astronómica que no tiene ningún tipo de control.

El nuevo gobierno tendría que entregarle los subsidios al usuario, no al que oferta, y segmentar por nivel de ingresos: que los subsidios sean para quienes más los necesitan.

Es injusto lo que pasa hoy, porque un sector recibe un subsidio pero lo paga el conjunto de la sociedad. Hay familias del interior del país que no reciben subsidios pero sí pagan impuestos. Casualmente, los más necesitados financian al resto. Es cierto que hay que hacer un replanteo tarifario, pero no sin antes analizar los costos, ver hacia dónde van los fondos y a quiénes se les va a ajustar la tarifa.


 “En la actualidad, se subvenciona hasta la hornalla de Puerto Madero”

Por Fernando Blanco Muiño (Presidente de la Unión de Consumidores Argentinos)
Especial para Hoy

En la Argentina actual tenemos la paradoja de subsidiar la hornalla de Puerto Madero, haciéndola más barata que la garrafa que se consume en La Matanza. Este es un sistema que indudablemente no va más. Pero es tal el nivel de atraso tarifario que cualquier modificación en los subsidios tendrá que tener una salida gradual, porque los salarios y las jubilaciones no están en condiciones de sostener un tarifazo.

El gobierno saliente ha subsidiado indiscriminadamente a todos los usuarios de un mismo servicio sin distinguir su capacidad de pago, por lo que la nueva administración deberá mantener el régimen de subsidios para quien los necesite y quitárselos a aquellos que puedan pagarlos.


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