Nuevo atropello a la libertad de expresión

Por Myriam Renée Chávez, Viuda de Balcedo Ayer, por primera vez en los 78 años de mi larga vida me sentí agredida, lastimada y avergonzada.

Por Myriam Renée Chávez, Viuda de Balcedo

Ayer, por primera vez en los 78 años de mi larga vida me sentí agredida, lastimada y avergonzada. 

Nunca, ni en los tiempos de militancia al lado de un hombre brillante como fue mi esposo, Antonio, cuando la Triple A nos perseguía por creernos de izquierda o el ERP nos asediaba juzgándonos de derecha, experimenté atropello semejante.

Eran poco más de las 7 de la mañana cuando la irrupción de la fuerza pública en mi vivienda me hizo saltar de la cama. Así, sin una orden judicial, como si fuera una delincuente común y humillándome ante mis vecinos, la policía me trasladó hasta el Ministerio de Trabajo, por pedido del propio ministro, para cumplir con una audiencia de conciliación.

La excusa fue un conflicto terciario, en el que siempre he respetado las normativas y me he ajustado a derecho. Los motivos reales fueron otros: atacar increíble y estúpidamente a quien ha luchado a capa y espada porque el ciudadano pueda elegir qué leer; coaccionar a un medio que siempre ha defendido el derecho constitucional de la libertad de expresión; someter a los que, contra la corriente, deciden ser un grito en el desierto.

La libertad de expresión, uno de los elementos fundacionales de la democracia, está contemplada por legislaciones vigentes como nuestra Constitución Nacional, que en su Artículo 14 establece que todos los argentinos gozamos, entre otros derechos, de “publicar las ideas por la prensa sin censura previa”. También, el Pacto de San José de Costa Rica ratifica que “no se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares (…) encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones”.

Cercenar este derecho fundamental implica quitarle al soberano la posibilidad de elegir, cuestionar, apoyar o defender lo moral y castigar lo inmoral. 

Lejos de establecer prioridades y con una clara intencionalidad, las autoridades provinciales agotan esfuerzos en perseguir a una directora de diario en lugar de comprometerse, por ejemplo, con la defensa de los trabajadores bonaerenses que, como denunciamos en ediciones anteriores, son estafados por los gremios que los mantienen rehenes de sus infames créditos usurarios. 

¿Sabrá la Gobernadora que sindicatos como UPCN, que firmaron una paritaria del 12% (muy por debajo de la inflación), y el resto de los gremios estatales se quedan con casi 3/4 del salario de sus afiliados? 

Los lectores de este diario lo saben, pero lo repetimos por si hiciera falta: por acción, porque hay quienes roban para la corona o por omisión, el Estado es cómplice de ese desfalco.

Y sin embargo, la Provincia comete la torpeza de gastar recursos para atacar a un medio que debió ajustarse y despedir a parte de sus empleados no por animosidad o venganza, sino por una razón absolutamente económica. Porque, por ejemplo, la Municipalidad de La Plata no abona una deuda en pauta publicitaria que ya lleva más de seis meses y que la Justicia ordenó pagar. A la fecha, contando los $100.000 por día de retraso, el monto adeudado supera los $47 millones. No obstante, nadie ordena que la fuerza pública detenga al Intendente por incumplir con este mandato de la ley.

En cambio a mí, sin pagarme lo que corresponde, me enajenan los bienes, me cierran todas las cuentas, he tenido que recurrir a la Cámara Federal Penal para que la Justicia destrabe el embargo que me impide vender alguna propiedad. En definitiva, me interponen obstáculos en la búsqueda por encontrar los caminos saludables para financiar, salvar y regularizar la situación de un diario con más de 24 años de historia.

Todo por ser la madre de un hombre que cometió un ilícito y luego de que quedara demostrado que no tengo más injerencia en esa causa que la del grado de filiación que nos une.

¿Cómo llamar a esto sino coacción para acallar a una de las voces más importantes de la ciudad?

Yo no creo en las casualidades, pero sí en las causalidades. Lo que ocurrió ayer contra mi persona es otra de las excusas para ejecutar un plan orquestado desde las altas esferas del poder: hacer desaparecer al diario más leído de la región, que molesta a muchos, que nunca fue genuflexo, que nunca se calló ni callará.

Y así seguiremos, convencidos de que no nos ganarán.

Sacar a la luz lo que otros prefieren ocultar

“El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con quien miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal”, aseguró en 1810 Mariano Moreno, en vísperas de la publicación del primer periódico argentino, La Gazeta de Buenos Aires. 

Como entonces, y con sus variantes, el rol del periodismo sigue siendo el de sacar a la luz lo que los poderosos pretenden ocultar. Siempre con las premisas básicas de la libertad de expresión que Moreno ilustrara en el lema: “Tiempos de rara felicidad son aquellos en los cuales se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo”.

Así nació La Gazeta. Así se fundó el diario Hoy. Así continuará.