País de remate: Milei lanza la privatización de Enarsa y entrega el control eléctrico nacional

El Gobierno inició el proceso de venta de la participación estatal en Transener, la principal transportista de energía eléctrica del país, como primer paso hacia la desintegración de Enarsa.

La motosierra sigue su curso. Tras desmantelar el Belgrano Cargas, el Gobierno de Javier Milei puso en marcha en el día de ayer la privatización de Enarsa, la empresa estatal de energía creada durante el kirchnerismo. Con una resolución firmada por el ministro Luis Caputo, se habilitó la venta del total de acciones que posee en Citelec S.A., firma que controla Transener, responsable de transportar la electricidad a lo largo del país.

La medida, publicada en el Boletín Oficial, fija un plazo de ocho meses para ejecutar la operación mediante una licitación pública que abarcará tanto a oferentes nacionales como internacionales. El proceso será supervisado por la flamante Agencia de Transformación de Empresas Públicas, creada para acelerar la venta de activos estatales. A la vez, un banco público deberá tasar el valor del paquete accionario.

Transener opera más de 12.000 kilómetros de líneas de alta tensión, que conectan las generadoras con los centros de distribución eléctrica. Con esta movida, el Estado se prepara para entregar el control mayoritario de una infraestructura clave en manos privadas. Actualmente, a través de Citelec, Enarsa detenta el 52,65% de esa red.

La privatización de Enarsa forma parte de un plan más amplio que busca fragmentar la compañía por unidades de negocio, permitiendo así su venta por partes. La empresa no solo controla parte de Transener: también tiene participación en gasoductos, centrales térmicas y obras estratégicas como las represas de Santa Cruz o la terminal de GNL de Escobar.

El Gobierno argumenta que la medida busca “ordenar el funcionamiento del Estado” y sostiene que Enarsa fue históricamente ineficiente y dependiente del Tesoro. Sin embargo, lo que queda en evidencia es que los recursos energéticos y la infraestructura nacional pasan a formar parte del catálogo de venta al mejor postor, en línea con el esquema de privatizaciones avalado por la Ley Bases.

En nombre de la eficiencia y el ajuste, Milei da otro paso en la liquidación del patrimonio público. Enarsa, concebida como un actor estratégico en la política energética nacional, inicia así su camino hacia la disolución. Una vez más, el mercado queda como único destinatario de los recursos del Estado.

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