Premiar a los ricos, castigar a los jubilados: el modelo libertario

Mientras bloquea aumentos en las jubilaciones, Milei reduce impuestos al agro. Ajuste para muchos, beneficios para unos pocos.

En un acto cargado de simbolismo, el Presidente Javier Milei anunció desde el predio de La Rural una baja “permanente” de retenciones al agro. Rodeado por empresarios del campo y altos funcionarios, celebró haber logrado el “superávit fiscal” necesario para favorecer al sector y atacó al Congreso por aprobar un aumento a jubilaciones y la prórroga de la moratoria previsional.

La reducción impositiva anunciada abarca sectores clave del agronegocio como la soja, el maíz, el girasol, la carne vacuna y aviar. Las retenciones bajarán entre 20 y 26 por ciento.

Sobre la vigencia de las mismas, el Presidente prometió que regirá “mientras dure su mandato” y la calificó como “sin vuelta atrás”. El argumento, repetido por las patronales rurales, es que la medida incentivará la producción y fortalecerá “al sector más pujante de la economía”.

Pero la contracara del anuncio fue igual de contundente. En el mismo discurso, Milei se mostró abiertamente en contra de las leyes aprobadas por el Congreso que beneficiaban a jubilados y personas en situación de vulnerabilidad. Confirmó su decisión de vetar el aumento de 7,2% para haberes previsionales y la extensión de la moratoria que permitiría a miles de personas acceder a una jubilación mínima.

Mientras desfinancia al Estado en nombre de la eficiencia, el Gobierno elige privilegiar a sectores concentrados. El recorte del gasto social –incluyendo la licuación de jubilaciones, despidos, caída del salario real y paralización de la obra pública– se destina a sostener beneficios fiscales para exportadores. Lo que Milei presenta como una “revolución liberal”, no es más que una transferencia de recursos desde los sectores populares hacia los grandes jugadores del mercado.

Jugando de local

La Rural fue el escenario elegido para anunciar este gesto al poder económico. Desde el inicio de su gestión, Milei buscó alinear sus políticas con las demandas del campo, y especialmente de las grandes patronales agropecuarias. Durante el acto, el titular de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, calificó las retenciones como “un flagelo” y pidió su eliminación total. Milei respondió hablando de una “casta política que exprimió al campo” y se definió como el presidente que “vino a liberarlo”.

La foto que dejó el evento fue clara: mientras una parte importante del país atraviesa una recesión profunda, el Gobierno regala millones a quienes más tienen. Lo hace en nombre de la productividad, pero sin ninguna política de redistribución.

Paradójicamente, la asistencia estatal, demonizada cuando se trata de los sectores vulnerables, se celebra cuando está destinada a los grandes exportadores. La idea de que el campo "sostiene al país" no contempla que millones de jubilados ven licuarse sus ingresos y pierden derechos. Ante esa realidad, las moratorias no son privilegios, son mecanismos de justicia social frente a trayectorias laborales precarias.

De esta manera, mientras baja impuestos al agro más rico, Milei ajusta sin piedad sobre los sectores más frágiles. Ayudar a los ricos a costa de los pobres es la verdadera cara del “superávit” que el oficialismo tanto celebra.

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