Se fugaron 13 presos peligrosos y se tuvo que ir un funcionario K
Fue un escape cinematográfico del penal de máxima seguridad de Ezeiza. Renunció el jefe penitenciario que reclutaba convictos para actos políticos
Tras una fuga de 13 convictos del penal de máxima seguridad de la localidad bonaerense de Ezeiza, el jefe del Servicio Penitenciario Federal (SPF), Víctor Hortel, tuvo que presentar su renuncia. El escape masivo de reclusos peligrosos, que estaban en prisión por homicidio, extorsión y robo de bancos, entre otros delitos, no es el primer bochorno que protagoniza Hortel. El militante kirchnerista confeso había saltado a la fama cuando organizó el llamado “Vatayón militante”, en el que reclutaba presos para que asistan en salidas transitorias a actos políticos kirchneristas que hacía pasar cómo eventos culturales, incluso cuando los convictos no gozaban del beneficio de la excarcelación (ver aparte).
"Soy el máximo responsable político de esta fuerza de seguridad y asumo completamente mi responsabilidad por estos sucesos”, dijo Hortel en relación a la fuga por la que presentó la “renuncia indeclinable”.
Hortel opinó que se trató de un escape de "características cinematográficas" pues los prófugos abrieron en el suelo de la celda 22 un boquete de "aproximadamente 40 por 22 centímetros" para el cual debieron "romper casi 30 centímetros" del suelo que es de hormigón armado. A partir del boquete, añadió, los delincuentes cavaron "un metro de profundidad y luego un túnel de 2 a 3 metros de longitud por el cual salieron a la parte exterior del módulo". Luego "recorrieron 30 metros hasta el primer alambre perimetral y luego otros 40 metros más, atravesando otros tres alambrados perimetrales de seguridad", precisó, e informó que pasaron las cercas "cortando o abriendo los alambres".
La unidad penitenciaria de Ezeiza "es un complejo de máxima seguridad, por lo que esta fuga no se podría haber llevado a cabo sin complicidades internas y sin una logística y apoyo externo", intentó justificar Hortel. “Surge claramente la prueba, o al menos corresponde sospechar, de la complicidad de personal penitenciario" con esta fuga, dijo el funcionario en conferencia de prensa, y detalló que, antes de renunciar, ordenó "el desplazamiento" del jefe del penal de Ezeiza y de otros 18 agentes.
Tras la renuncia de Hortel, trascendió que apuñalaron a un oficial, prendieron fuego un colchón y se evacuaron todas las visitas del penal de Ezeiza. Aunque oficialmente se negó que haya existido un motín y aseguraron que se trato de una pelea.
Los convictos fugados
- Luciano Campo (35): argentino, de Capital Federal, detenido desde 2001 por asaltar un banco en Flores y tomar rehenes, reincidente y con condena.
-José Durán (37): argentino, de La Matanza, detenido en 1999 y condenado.
-Martín Espiasse Pugh (35): argentino, de Chubut, detenido en 1999 y 2007. Condenado por robo con armas como Matías Lago González. Luego descubrieron su verdadera identidad y que estaba prófugo por el crimen de dos policías en Chubut.
-Alberto Freijo (33): argentino, de La Matanza, detenido desde 2009 y procesado.
-Leonardo Salto (31): argentino, detenido desde 2006 y procesado.
-Thiago Ximenez (29): brasileño, de Foz de Iguazú, se había fugado del penal de Resistencia, Chaco en 2007.
-Renato Dutra Pereira (27): brasileño, de Foz de Iguazú, detenido desde 2008, también fugado del penal de Chaco y procesado.
-Cristian Espínola Cristaldo (22): paraguayo, de la villa 31 bis de la Capital Federal, condenado a 18 años de prisión por el crimen del periodista boliviano Adams Ledesma Valenzuela, cometido en 2010.
-Claudio Pájaro Ortiz (32): argentino,de Almirante Brown, detenido desde 2012 y procesado.
-Marcos Ezequiel Sánchez (26): argentino, de Lomas de Zamora, detenido desde 2011 y procesado.
-Mario Enrique Bañera (40): argentino, de Moreno. Se hacía llamar Mario Bagnera, detenido desde 2012 y procesado.
-Jonathan Páez (23): argentino, de La Matanza, detenido desde 2012 y procesado.
-Luis Alberto López (28): argentino, de Ciudadela, detenido desde 2012 y procesado.
Nombraron un cuestionado abogado
Para reemplazar a Víctor Hortel, el gobierno nacional nombró a Alejandro Marambio, que ya fue titular del Servicio Penitenciario Federal entre 2007 y 2010. Fue el primer jefe civil de la fuerza y su gestión fue eje de cuestionamientos permanentes por parte de organismos de derechos humanos. También del propio Procurador Penitenciario, Francisco Mugnolo, quien elaboró durísimos informes acerca de la situación en las cárceles bajo control del SPF.
De la cárcel a los actos K
El abogado platense que fue profesor en la UNLP, Víctor Hortel, se hizo conocido por el “Vatayón militante”, que reclutaba presos para ir a los actos kirchneristas. Entre ellos causó un escándalo el caso del músico Eduardo Vázquez, condenado por la muerte de Wanda Taddei. Además, el candidato a diputado del Frente de Izquierda, Néstor Pitrola recordó a Hoy que también participó de esa agrupación Cristian Favale, preso por el crimen del militante del PO Mariano Ferreyra. “Nos enteramos que tenía salidas con el Vatayón militante mientras estaba siendo juzgado”, recordó Pitrola.
EN FOCO: Las cárceles, una trama de negocios oscuros
Lo ocurrido ayer, en la cárcel de “máxima seguridad” de Ezeiza, es una consecuencia de lo que nuestro diario viene diciendo desde hace mucho tiempo: el kirchnerismo puso a las fuerzas de seguridad en una crisis extrema. Y por ello tenemos un país indefenso. Soldados, gendarmes, penitenciarios y policías atraviesan por una situación calamitosa debido a la falta de recursos y a la ausencia de planes para profesionalizar las fuerzas en función de los nuevos desafíos que implica el crecimiento del narcotráfico, de las redes de tratas y de los distintos delitos que forman parte del crimen organizado.
A ello se le suma la corrupción enquistada en todos los niveles del Estado. Así es como, en las cárceles, se tejen negocios oscuros y millonarios con la compra de comida para los presos, con el ingreso de la droga a los penales (se ha llegado al extremo de que bandas de narcotraficantes operando desde dentro de los penales) y hasta con salida de reclusos que, en una clara connivencia con algunos funcionarios policiales y penitenciaros, se les allana el camino para ir a robar “para la corona”.
Este sistema corrupto no es horizontal. Tiene una característica absolutamente piramidal donde, por lo general, los responsables se encuentran entre los que ocupan cargos jerárquicos. Obviamente, no todos los integrantes de las fuerzas de seguridad o del servicio penitenciario están metidos en esta trama. Pero los honestos, aquellos que están comprometidos para que las instituciones funcionen y haya transparencia, lo que permitiría que los presos no terminen saliendo en peores condiciones de las que entraron, suelen ser castigados o relegados a cumplir funciones menores.
