Desgaste en los bolsillos de los abuelos
SOS jubilados: remedios aumentaron 81% en un año
Para los adultos mayores, vivir se hace cada vez más complicado. Los medicamentos para la clase pasiva crecieron un 25% más que los comunes en lo que va del año. Los padecimientos por precios que no cesan de incrementarse. Nuevo desgaste en los bolsillos de los ancianos
De acuerdo a la ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el libre acceso a los medicamentos es algo vital para el crecimiento y desarrollo de un país. Los pesados avatares de la realidad económica nacional han llevado a que para los adultos mayores sea cada vez más duro llegar a fin de mes. Los $5.661 que cobran de haber mínimo poco alcanzan para hacer frente a la canasta básica alimentaria.
En uno de los sectores donde más fuerte golpea la crisis a la clase pasiva es el de los medicamentos, que, de acuerdo a informes oficiales, en el período del último año aumentaron un 81%, cuando los remedios de uso masivo lo hicieron en un 56%, es decir, quienes más los necesitan pagan un 25% que el resto de la sociedad.
Según diferentes organismos defensores de los jubilados, en lo que va de 2016 se puede observar una caída en su poder de compra del orden del 36% promedio, siendo mayor en quienes cobran la mínima, lo que lleva a que el 90% de los ancianos no puedan cubrir los $12.500 de la canasta básica que marca el Indec.
Entre los medicamentos para la tercera edad que se han ido por las nubes en sus valores, se encuentran los fármacos para el control del colesterol que subieron un 194%, seguidos por los antimicóticos que se incrementaron en promedio el 176%, así como los antidepresivos (166%), tratamiento de tiroides (138%), antibióticos antibacterianos (135%), relajadores cardíacos (130%), y vasodilatadores (115%).
Esta situación contrasta con la que se ve en otros sectores del mercado de los medicamentos, que han tenido aumentos muy inferiores a los que sufren los fármacos para los jubilados. El Ibuprofeno tuvo una suba anual del 36%, las aspirinas, un 32%, la amoxicilina, un 30%, y las pócimas para mejorar la presión arterial, un 28%.
Una odisea
A la situación descripta con anterioridad, se suma que el 93% de los remedios destinados directamente a los adultos mayores creció en los últimos 12 meses más que la inflación real del 42% marcada por el Ministerio de Hacienda y Finanzas, y que casi un tercio de los mismos tuvo un incremento superior al 100%, lo que refleja una situación complicada que golpea de lleno a los malogrados bolsillos de los jubilados.
En diálogo con diario Hoy, el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, señaló que “esta situación es muy preocupante, porque más allá de las cuestiones económicas o financieras que tiene el país, hay un fuerte desfasaje significativo con respecto al poder de compra que tiene el jubilado con los magros haberes que gana y que hace que se le complique mucho vivir a los ancianos”.
Para el funcionario público, “se vuelve imposible para una persona mayor acceder a la canasta básica, lo que ha llevado a que un porcentaje creciente cada vez mayor, abandone sus expectativas y deje de comprar medicamentos necesarios para su salud. Por esta realidad debe preocuparse el Estado, no puede ser que la esperanza de vida descienda por no poder hacer frente a la compra de medicamentos”.
“Si no hay un cambio estructural y no se modifican cuestiones básicas, como un haber mínimo digno para aquel que aportó toda su vida y hoy tiene un acontecer miserable por los magros salarios que cobran, esto será muy difícil de enmendar. Con un 70% de adultos mayores que cobran la mínima, se hace imposible comprar alimentos, remedios o pagar el alquiler de una vivienda, transformándose en una verdadera odisea para los jubilados vivir y llegar indemnes a fin de mes”, resaltó Semino.
Al masivo incremento que han sufrido en sus valores los medicamentos para los mayores, se suma la imposibilidad de adquirir lo indispensable para una subsistencia digna, lo que lleva a que más de cinco millones de jubilados vean cómo la vida se les va en una pelea donde lamentablemente llevan todas las de perder.
Números de una realidad inocultable
81% subieron los medicamentos para los jubilados en el último año
56% creció el valor de los remedios para el resto de la sociedad
18% de sus haberes son gastados por la clase pasiva en la compra de drogas
10 millones de remedios son adquiridos por los adultos mayores mensualmente
194% crecieron los fármacos para el control del colesterol
176% se incrementaron los precios de los antimicóticos
166% fue lo que aumentaron los antidepresivos
130% se multiplicó el precio de los relajadores cardíacos
“Los viejos se mueren sin la atención necesaria”
Desde los organismos defensores de los consumidores reclaman a las autoridades acciones para frenar los aumentos en los precios de los remedios, por repercutir los mismos en la salud de los jubilados. La vida de la clase pasiva, en alto riesgo
"Vamos a reparar años de injusticia y décadas de estafa hacia nuestros jubilados”, aseguró el Presidente Mauricio Macri pocas horas después de haber asumido la primera magistratura en diciembre pasado. A poco más de diez meses de gestión, la medida de mayor trascendencia de Cambiemos hacia el sector ha sido el pago de los juicios que los adultos mayores le hicieron al Estado exigiendo la actualización de sus haberes.
Fuera de esta importante medida, todavía no se ha podido consolidar un sistema que brinde una mayor contención a los ancianos, así como tampoco se ha podido dotar de mayores incrementos los haberes de los jubilados o mejorar la deficitaria atención que todavía brinda el PAMI.
Los precios por las nubes de los medicamentos ponen bajo la lupa el poco control que se efectúa sobre un mercado concentrado en pocas manos (ver aparte) y que regula los precios de acuerdo a sus conveniencias, perjudicando así sobremanera a millones de jubilados a lo largo y ancho de la Argentina.
Impotencia, al límite
La imposibilidad de poder afrontar la compra de remedios por sus altos valores pone al límite a la clase pasiva, que cuenta cada vez con menos armas para torcer el rumbo de una realidad cambiante que golpea con fiereza su desenvolvimiento en la vida diaria.
Claudio Boada, titular de la Unión de Usuarios y Consumidores, le aseguró a diario Hoy que “lamentablemente esta situación no es nueva, sino que viene de arrastre, con décadas de desidia hacia los jubilados. Nos cuesta ser positivos cuando vemos que la variable de ajuste siempre terminan siendo los que menos tienen, como los más viejos, a quienes cada vez se les ponen palos en la rueda con respecto a su subsistencia, como el aumento descomunal y desconsiderado que tienen los remedios”.
Para el defensor de los consumidores, “el acostumbramiento a este tipo de hechos hace que todo influya en la vida y en la salud de los jubilados. Vemos cómo los viejos se mueren en los hospitales públicos sin la atención necesaria y con la impotencia de sus familiares para hacer frente a la compra de medicamentos que son inaccesibles para gran parte de la población”.
“Acciones como estas no hacen más que seguir reduciendo el poder de compra de los jubilados que viven del haber mínimo, y que dependen de las ayudas del Estado para subsistir. Aumentos descomunales en los medicamentos solo nos conducen a acentuar el proceso recesivo en nuestro país”, sentenció Boada.
Un mercado concentrado en pocas manos
El mercado de los medicamentos hoy en la Argentina muestra una situación de concentración muy grande, donde de los 120 laboratorios existentes veinte concentran alrededor del 80% de la facturación y, de las diez principales firmas, cinco son extranjeras.
A esta situación se le suma que, de las 450 droguerías registradas, solo cuatro poseen aproximadamente el 70% del mercado, lo que se reproduce luego en las firmas distribuidoras de remedios, donde cuatro empresas concentran cerca del 99% de las ventas.
Según el Indec, para el primer semestre del corriente año la facturación del sector llegó a los 32.623 millones de pesos, mientras que la producción nacional representa el 78% de las ventas y el 58% de la facturación pertenece a laboratorios de origen nacional.
A eso se le suma que el mercado minorista, que históricamente estuvo atomizado y era el que más proporciones alcanzaba en la Argentina, con más de 13.000 farmacias, clínicas y hospitales, hoy está siendo acaparado por cadenas farmacéuticas que solo tienen en vista el negocio, dejando de lado el objetivo social para el que fuera creado el sistema.