Vergüenza ajena: en manos de un presidente procesado
EN FOCO
Una vez más la indignidad, la soberbia y la falta de justicia golpea profundamente por lo que se refleja en las más altas esferas de nuestra patria.
Que una presidenta haga caso omiso de la justicia y no obligue a su vicepresidente a pedir licencia debido a las causas de corrupción en las que está involucrado y en las que ya prácticamente está probada su participación, denota como hemos dicho reiteradas veces en nuestro diario, la relación de connivencia de Cristina y su ex esposo fallecido Kirchner, con el entonces ministro de economía y ahora vicepresidente en el entramado de corrupción del caso Ciccone y el resto de las causas judiciales, y por ese motivo de ninguna manera le va a soltar la mano.
Ahora bien, la pregunta del millón y de todos los argentinos es: ¿hasta cuándo las defensa inmunológicas de la sociedad -que principalmente ese rol es de la oposición- van a quedar mirando la vergonzosa situación en la que una vez más - y con motivo de un viaje de Cristina- quedamos representados por una persona está procesado?