Condenaron a dos barras de Estudiantes a ocho años de prisión

Por atacar a tiros en Ringuelet a otro integrante de la parcialidad albirroja, la justicia platense sentenció a Iván Tobar y Cristian Pérez. Agredieron a una fiscal  

Con violentos incidentes, donde hasta la fiscal de juicio fue seguida e insultada a gritos hasta las escalinatas del Palacio de Justicia de 8 y 56 por familiares de los acusados, el Tribunal en lo Criminal II de La Plata dio a conocer ayer la sentencia en la que condenó a los acusados Iván Tobar y Cristian Pérez, barrabravas de Estudiantes, a la pena de ocho años de prisión. 

En el fallo, ambos acusados, integrantes de la facción albirroja “Los Leales”, fueron hallados culpables de haber intentado matar de un balazo en el pecho a otro hincha de Estudiantes, Gustavo Mastrovitto, perteneciente a la facción “La Banda del Túnel”.

Entre ambas parcialidades mantienen una disputa de antigua data por el control al interior de la barrabrava. En su sentencia, los jueces imprimieron una severa crítica a la violencia que impera en el fútbol argentino, en un escenario al que definieron como las “tribunas manchadas con sangre”.

 En su alegato, la fiscal Graciela Rivero había pedido la pena de 14 años de cárcel para Pérez como autor material del ataque a balazos, 13 años y medio para Tobar como partícipe primario y no acusó a Marín Lamadrid, tío de Tobar, procesado por encubrimiento. 

La fiscal calificó el hecho como intento de homicidio triplemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, por el uso de arma de fuego y por la participación de menores de edad. 

Los fundamentos de la fiscalía fueron validados ayer por los jueces del Tribunal en lo Criminal II de La Plata, Silvia Hoerr, Claudio Bernard y Liliana Torrisi. 

La fiscalía sostuvo que el 12 de marzo de 2010, Tobar, junto a tres menores, balearon a grupo de personas –entre ellos dos menores de edad–, que comía un asado en la vereda de la vidriería "Los Bazkos", de 513 entre 7 y 8. Uno de los proyectiles rozó el pecho Mastrovitto. La familia se refugió en el local. 

Días antes de este hecho, un policía Federal había sido asesinado en la estación de trenes de La Plata, hecho por el que otros dos barrabravas de Estudiantes ya fueron condenados a prisión perpetua. 

Para los magistrados existen “tres tipos de pactos” entre los barrabravas: “Uno de silencio, otro de convivencia y por último el de connivencia”. 

Los jueces advirtieron la existencia de un “código barra brava” que se viola o se cumple “depende del lugar desde que se observe, en acciones violentas dentro de los estadios o en sus inmediaciones o como en este caso interrumpiendo un asado.” 

“Este código también incluye hostigamiento al público en general, para lograr su temor, llegando incluso a victimar a los deportistas con exigencias de todo tipo”, refrendaron.

De facciones y apoyos

En su voto, el juez Bernard dijo que durante el juicio a Tobar y Pérez (foto) se evidenció “la existencia de distintas facciones” dentro del club Estudiantes “claramente diferenciados y los juzgados reciben explícita o implícitamente el apoyo de quienes se presentan como sus líderes o compañeros de gesta, que si bien no son llevados a juicio se presentan en las declaraciones o en persona en torno a la discusión que se ha realizado, como laderos o simples observadores pero que siempre se encuentran cerca de la temática y relacionados con la misma.” 

El jefe de “Los Leales” en pleno juicio

El juicio oral fue presenciado por Adrián “Gato” Sosio, líder de la facción “Los Leales” quienes en la actualidad detenta el liderazgo de la barrabrava. Ayer, el fallo indicó que pese a negar su pertenencia “a una determinada facción” la presencia “como simples espectadores en un lugar donde se juzga a un integrante de una facción que en teoría no existe (…) indica a todas luces que la relación continúa intacta con otros matices que la hacen inaccesible a la justicia pero intacta al fin”. 

El juez concluyó que “cuando concurra a un estadio deberé recordar que tal vez esté sentado en una tribuna machada con sangre. Esa sangre continuará tiñendo y vertiéndose en los espectáculos deportivos y sus proximidades hasta que en un acuerdo común, en la misma forma en que ellos lo hacen para violar la ley decidamos públicamente como sociedad que se detengan y comiencen a respetar el orden público.”