Dos hechos sangrientos graficaron la inseguridad que reina en Mendoza

Porque ninguna ciudad ni provincia está exenta de la inseguridad actual, esta vez le tocó a Mendoza ser el centro de atención por una serie de delitos importantes y peligrosos que se registraron en las últimas horas.


En el primer caso, los policías de la ciudad mendocina de Las Heras, en un gran y rápido accionar, lograron detener a uno de los dos delincuentes que se habían alzado con 80 mil pesos tras asaltar al cobrador de un frigorífico. Como si fuese poco, el dinero pudo ser recuperado.


El sangriento episodio sucedió en la mañana de ayer y contó con muchos otros ribetes; los malhechores no sólo asaltaron al sujeto en Las Heras, sino que lo balearon para terminar adueñándose del dinero. Cuando los efectivos policiales tomaron intervención, comenzaron una rápida persecución que culminó al ingresar a una vivienda, donde hallaron a uno de los ladrones buscando ropa para cambiarse. Su cómplice logró escapar, pero terminó dejando los 80 mil pesos sustraídos.


El hecho fue ayer a las 9.30 en la puerta de la carnicería Río, ubicada en Doctor Moreno y Avellaneda, a 10 cuadras de la plaza de Las Heras, en momentos en que el cobrador de un frigorífico de La Pampa se disponía a salir del comercio.

Minutos antes, el trabajador había llegado al local en un auto particular sin custodia ni acompañantes. Tras haber cobrado, salió con el dinero en el maletín: llevaba 80 mil pesos como parte del pago recaudado en varias carnicerías.

Hasta ese momento, la mañana se presentaba como una más de su rutina laboral. Sin embargo, no había advertido que todos sus movimientos habían sido observados de cerca por dos hombres en moto que lo habían seguido hasta el comercio y que esperaban su salida.

Apenas lo vieron cruzar la puerta, el sujeto que viajaba como acompañante se bajó de la moto, lo amenazó con un arma de fuego y le exigió el maletín. Pero el cobrador no se dejó amedrentar sino que más bien comenzó a forcejear con su asaltante y a cambio recibió varios golpes en la cabeza con el arma.

Viendo que la situación de su cómplice no era del todo favorable, el ladrón que manejaba la moto se bajó y disparó contra el cobrador entre seis y siete veces.

Una de esas balas lo hirió en el tobillo derecho y lo obligó a entregar el maletín.

Entonces, mientras el ladrón que manejaba la moto subía al rodado, su cómplice corrió con el bolso en dirección opuesta. "En ese momento, pasó el móvil 2315 de la Unidad Especial de Patrullaje y los vecinos le indicaron la dirección en la que escapaba la moto", explicó el comisario Camilo Uvilla.

Se inició así una persecución a la que se sumó la patrulla 2541 de la Comisaría 16 y juntos fueron tras los ladrones.

La persecución se extendió por alrededor de seis cuadras hasta que el conductor de la moto se cayó del vehículo. Entonces corrió hasta una casa de calle Ameghino al 140, entró por el garaje y se perdió de la vista de los efectivos.

"Los dueños de la vivienda no se habían dado cuenta de nada. Y cuando notaron la presencia de los efectivos, los golpearon porque pensaron que iban a detener a su hijo. Pero luego los policías les explicaron que, en realidad, el delincuente estaba escondido adentro", agregó otra fuente policial.

Finalmente cuando los uniformados lograron ingresar, encontraron al ladrón en una habitación, buscando ropa para poder cambiarse. El sujeto, de gran contextura física, fue detenido e identificado como Jonathan Elena. A pocos metros de la casa, la policía halló el revólver calibre 32 con el que momentos antes había disparado contra el cobrador.

Mientras, su cómplice tuvo mejor suerte. Al verse cercado por la policía, primero se deshizo del arma (otro revólver calibre 32) y, antes de perderse en la villa Güemes, tiró el maletín. "Se logró recuperar todo el dinero", aseguró el comisario de Las Heras. Los ladrones podrían estar implicados en otros casos similares.

Aberrante: asaltan a una pareja y violan a la mujer

Al sur de la ciudad de Rivadavia una pareja dormía dentro de un automóvil, debajo del puente de la ruta 62, cuando fueron sorprendidos por dos sujetos encapuchados que, mostrando armas de fuego, los llevaron hacia un sitio descampado. Allí, no sólo les robaron las pertenencias, sino que uno de ellos abusó sexualmente de la mujer.


La pesadilla comenzó a eso de la 0.30 de la madrugada del  miércoles, cuando Joel Martínez (21) se encontraba con su novia en el interior de su vehículo, un Fiat Palio color blanco, cuando sintieron un fuerte impacto sobre el vidrio del acompañante que los inmovilizó.  De inmediato aparecieron dos hombres que, con sus rostros ocultos, les vendaron los ojos.


Con la situación dominada,  uno de ellos se hizo cargo del volante, y Joel fue destinado al asiento del acompañante, mientras que su novia se sentó atrás junto con uno de los sujetos, que en ningún momento dejó de apuntarles.  El “paseo” terminó en un desolado paraje de la calle Primavera, a la vera del río, que hoy es un cauce seco. Las víctimas, aún con los ojos vendados, fueron obligadas a entregar sus efectos personales, bajarse del auto y quitarse las ropas. Luego, Joel fue obligado nuevamente a subir al auto, encañonado y con los ojos vendados.


Allí debió soportar,  impotente, que su novia fuera violada por uno de los ladrones.


Tras consumar el hecho, los sujetos se dieron a la fuga en el auto, dejando a los jóvenes abandonados y desnudos en un lugar de mucha oscuridad y sin casas cerca. Comenzaron a caminar y sortear pastizales y campos incultos, en busca de ayuda, hasta que luego de un rato, ambos llegaron al camping de Soeva -casi a las dos de la mañana-, en el distrito de La Libertad, desde donde llamaron a la jefatura departamental de policía, quien acudió en su auxilio e instrumentó una redada que rindió parcialmente sus frutos: en las inmediaciones se encontró el Fiat Palio, ya sin la batería ni estéreo, y la policía científica realizó los peritajes correspondientes, con el apoyo del cuerpo de canes.


La  joven -con un fuerte shock- fue llevada hasta el hospital Saporiti, donde se le practicó el protocolo médico para casos de violación, retirándose luego a su domicilio, en compañía de sus padres.  La denuncia fue tomada por la Unidad Fiscal Rivadavia-Junín, quien caratuló el caso como “robo agravado, privación ilegítima de la libertad y abuso sexual”.


La policía busca intensamente a los autores del hecho. Se presume que al conocer ese lugar del río Tunuyán, por donde escaparon, podrían ser de la zona.


Fuente: Diario Los Andes