Fue brutalmente atacada y su agresor sigue libre

A un año del ataque recibido, Laura Elena Moyano se acercó a este medio para contar sus impresiones sobre el estado de la causa que, hasta el momento, tiene al principal imputado en libertad. A continuación, el testimonio

Corría el 23 de diciembre de 2015 y Laura Elena Moyano (38) se hallaba en la puerta del edificio donde estaba viviendo provisoriamente hasta que su amiga y propietaria volviera de sus vacaciones: “Trabajaba como consultora de cosméticos y en esa época tenía que cargar con muchas cajas y bolsas desde mi casa, que no quedaba cerca del centro. El departamento de mi amiga, en 11 entre 45 y 46, me ofrecía mayores facilidades para trasladarme”, comenzó su relato. 

Sin embargo, la tarde de ese día ocurrió algo que jamás pudo borrar de su mente, ya que el destino puso en su camino a la persona que cambió su vida: “Estaba complicada subiendo las cajas al departamento, por la vereda de enfrente pasó caminando un chico y le pedí ayuda. Intercambiamos comentarios, me dijo que se llamaba Agustín, que tenía 25 años (luego se comprobó que, en realidad, tenía 19), y nos pasamos los teléfonos”.

Laura no sospechó nada raro, por el contrario, el chico le había agradado y tenía la intención de volver a reunirse con él en algún otro momento. El reencuentro se concretó algunas horas más tarde, cuando el joven volvió al edificio, pero esta vez, en compañía de un amigo. “Ahí comencé a sospechar, no entendía por qué no me había escrito para avisarme que venía. Según él, no tenía crédito. Le pregunté si estaba solo y me dijo que no, que venía con un conocido. Raro. Para ese entonces yo había pedido un remís porque tenía que ir al ortodoncista, entonces decidí bajar y esperar con ellos un rato hasta que me vinieran a buscar. Subimos al departamento y, mientras yo acomodaba unas cosas, Agustín se sentó en la cama y el otro chico se quedó parado. En un momento de descuido me dí vuelta y sentí un golpe tremendo en la nuca. Me habían pegado con un termo metálico. Instantáneamente me desplomé sobre el suelo”, relató Moyano a diario Hoy.

Lo peor recién comenzaba. “Cuando me desperté, me vi con el cuerpo todo ensangrentado, con cortes en la boca, los ojos tan hinchados que casi no veía y apuñalada desde el torso hasta las piernas. Atiné a llamar al 911 para hacer la denuncia, di las descripciones de los atacantes para que tuvieran algún dato porque creí que me moría, no podía más. Del otro lado del teléfono me contestaron que ya habían agarrado a uno de ellos porque lo habían encontrado en la calle con manchas de sangre en su ropa y les pareció sospechoso”, agregó.

El atacante, que en noviembre de este año protagonizó un episodio en la zona roja, donde fue baleado, dijo que lo habían agredido y que había recibido un golpe en la cabeza con un termo, cambiando la historia a su favor. Sin embargo, los investigadores nunca encontraron la herida causante del sangrado, por lo cual dispusieron su aprehensión preventiva en la sede de la comisaría Primera.

Irregularidades en la causa

Según Moyano, la Científica no hizo los estudios y peritajes correspondientes, sino que solo registró fotografías en blanco y negro: “En ese momento los tribunales y los médicos estaban de paro; el cambio de gobierno había generado un cimbronazo y estaban todos con la cabeza en otro lado. La historia clínica nunca se presentó, huellas como prueba no había porque no se habían levantado. Fue una total desprotección la que sentí”.

Ante la falta de elementos probatorios para incriminar a Agustín bajo la carátula de “tentativa de homicidio”, el joven fue imputado por “lesiones graves”, un delito excarcelable por el cual se halla en libertad desde ese entonces. La víctima recordó el episodio y las instancias posteriores como un atropello a sus derechos: “Los títulos de maquilladora, estudiante de la ca­rrera de Comunicación Social, profesora de depilación, consultora de cosméticos y empleada municipal fueron reemplazados por los de transa, golpea­dora y trava. La única forma de comprobar que me quisieron matar es en un juicio. La fiscal del caso tiene que presentar todos los documentos necesarios para elevar la causa a juicio”.

Una gran fortaleza que la mantiene en pie

“Yo declaré todo lo que recordaba en mi primera indagatoria. Pero las autoridades dijeron que no había indicios de que hayan querido matarme. Cuando salí del hospital, con las ideas más claras, recordé imágenes y voces de ese momento en el que yo estaba aturdida, tirada en el suelo. Lo escuché decir: 

Agarrá a esta trava de mier.. que la voy a matar. Me dieron seis puñaladas, del cuello hacia abajo, varios golpes en la cara, me apuñalaron el pulmón izquierdo y me destrozaron la dentadura”, aseguró Moyano.

En su cuenta de Facebook publicó hace unos días una emocionante declaración de valores y principios que muestran su vitalidad y deseos de vivir: “Me dijeron una vez que siempre van a hablar mal por más que hagas todo bien. No sé si aplica a todo lo que viví, pero lo importante es que tengo en claro de dónde vengo y todo lo que viví para ser quien soy. 

Este año lo cierro con tres materias aprobadas en la facultad, mi trabajo en la Dirección de Políticas de Género, participando en dos videoclips como maquilladora y un proyecto aprobado por Desarrollo Social de la Nación. A la Justicia, al violentín y a la opinión pública les digo que su peor pesadilla se llama Laura Elena Moyano y su castigo por siempre va a ser verme viva”.

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