La ola de inseguridad y las complicidades locales

La Plata es una de las regiones de la Provincia donde más ha crecido el delito. Radiografía de cómo funciona la Secretaría de Seguridad de la Comuna local

Lo ocurrido este último fin de semana fue un claro reflejo de lo que vienen mostrando las propias estadísticas oficiales, especialmente las cifras informadas por la Procuración Bonaerense con respecto a la ola de inseguridad que afecta a La Plata. 

Tal como lo viene evidenciando este diario, la Procuración dio cuenta de que el crecimiento delictivo en el departamento judicial La Plata, que incluye el municipio homónimo y otras 13 localidades, llegó al 8,4% en 2016, un 120% más que en todo el terreno provincial. 

Algunos números hablan por sí solos. Por ejemplo, la cantidad de investigaciones penales preparatorias iniciadas por el robo agravado por el uso de arma de fuego aumentó un 81,3%. Este último indicador contrasta con lo que ocurre en terreno bonaerense, donde subió solo un 5%. Es decir, en el Departamento Judicial La Plata esta situación delictiva se desa­rrolló un 1.600% más que a nivel provincial. A esto se le suman los robos agravados por el uso de la fuerza física, que se acrecentaron un 66% en La Plata, mientras que en la Provincia esos mismos hechos delictivos tuvieron un marcado descenso del 8,6%.

Las cifras de muertos en accidentes de tránsito en la región también son escalofriantes, pese a lo cual el oficialismo local ha decidido archivar, sistemáticamente, los pedidos que apuntan a declarar el estado de emergencia en el distrito. 

¿Qué respuesta ha dado el Municipio platense ante el flagelo de la inseguridad? Apenas asumió como jefe comunal, el intendente Julio Garro dejó la Secretaría de Seguridad en manos del excomisario Daniel Piqué que, incluso antes de llegar a la Comuna, arrastraba pesadas denuncias y sospechas, especialmente a raíz de lo que fue su paso por la comisaría Primera de La Plata. 

Cabe recordar que en ese destacamento policial, donde este año se desbarató una banda presuntamente dedicada a realizar estafas con las horas Polad, Piqué tuvo como subalterno a Patricio Masana, quien en marzo del año pasado cayó preso acusado de haber sido partícipe del robo a la casa del intendente platense. Se trató de un confuso episodio, tras el cual Masana declaró haberse llevado la suma de 4,5 millones de dólares, cifra diferente a la reconocida por Garro.   

Poco tiempo después de asumir, Piqué quedó involucrado en el escándalo de la fiesta clandestina de Melchor Romero, donde murió ahogada Emilia Uscamayta Curí, una joven estudiante de Periodismo. El excomisario fue acusado de haber liberado la zona para que se pudiera realizar la fiesta y quedó formalmente imputado por el fiscal Álvaro Garganta. Pese a ello, el intendente Garro lo mantuvo varios meses en el cargo, violando la Ley Orgánica de Municipalidades, y luego lo dejó como asesor. 

La gran mayoría del personal designado por Piqué, incluyendo a su propia esposa, Mariana Palmieri, y al subsecretario Carlos Mariescurrena, sigue cumpliendo funciones en la Secretaría de Seguridad que actualmente comanda Darío Ganduglia.

A su vez, dicho organismo platense se convirtió en refugio de efectivos y jefes policiales que habían sido desplazados por el gobierno provincial. Tal es el caso de Oscar Terminiello, a quien la gestión de María Eugenia Vidal vinculó con la fuga de los hermanos Cristian y Martín Lanatta y de Víctor Schillaci, condenados por el Triple Crimen de General Rodríguez, y lo pasó a retiro obligatorio en el mes de enero del año pasado. Actualmente, Terminiello se desempeña como un funcionario que hace las veces de enlace entre la Secretaría de Seguridad del Municipio y otras fuerzas de seguridad.  

En definitiva, este combo explosivo en materia de seguridad no es más que una derivación de lo que sucede en el plano social, donde la región capital se ha convertido, en el último año y medio, en una de las zonas del país donde más han aumentado la pobreza y la desocupación.

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