“Mi Sangre”, desde la cárcel: “Me quieren matar”

Dijo que nunca movió “un solo gramo de cocaína en mi vida” y no tiene “un peso” vinculado con el narcotráfico.

"Mi Sangre” insiste: jura ante quien lo escuche que nada tiene que ver con el mundo del narcotráfico, que las imputaciones en su contra no son otra cosa más que un intento del gobierno colombiano por sacarlo del medio y que es un empresario que sabe hacer dinero.  

Desde la cárcel de Ezeiza, donde está alojado desde que fue detenido hace 13 días, Henry de Jesús López Londoño habló con el oficialista Tiempo Argentino. “Nunca he movido un solo gramo de cocaína en mi vida, ni dentro de mi patrimonio tengo un solo peso que tenga que ver con el narcotráfico”, dijo. Y argumentó que es perseguido porque “en Colombia no todos conocen cosas tan importantes como las que puedo conocer yo. Para un congresista, por ejemplo, va a ser difícil escuchar de mi boca la relación que tenía conmigo, las cosas que hicimos juntos y cómo las hicimos. Por eso creo que la forma más práctica de sacarme de circulación ante la imposibilidad de ubicarme para asesinarme es presentarme al mundo como un narco y así extraditarme”.

“La ley me dice que tengo que declarar, pero el poder del Estado, que tendría que darme las garantías para hacerlo, me quiere asesinar”, agregó.

También explicó de dónde viene el dinero con el que mantiene a su familia: “En la Argentina no había empezado ninguna actividad comercial. Seguía viviendo de lo que me giraban mis negocios en Colombia. Mi fuerte allá es la actividad ganadera y gran parte de mi vida me dediqué a la compra y venta de vehículos y a las operaciones inmobiliarias. También tengo una explotación de oro en Antioquia, aunque ahora está parada porque van a hacer una nueva represa. Una vez que reparta mis ganancias con mi familia, y ahora que ya pagué la universidad de mis hijos, me quedarán, en promedio, unos 10 mil dólares mensuales para mí”.

Aseguró que sus enemigos “son capaces de todo” y que “en estos últimos años no he dormido en ningún lugar más tranquilo que en esta cárcel, y eso incluye mi casa”. Por último, el exparamilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia (que combate contra la guerrilla colombiana) dijo ser un “perseguido político que durante siete años sufrí el hostigamiento de algunos miembros de la Policía y del gobierno colombianos, que me quieren hacer callar como sea”.