Poliladrones: “reyes” del corte
Insólito. En vez de investigar a una banda que robaba autos en la curva de 520 y 120, dos efectivos los encubrían desde que prendían fuego neumáticos en la calle y reducían a los conductores, hasta que desguazaban las autopartes en el medio de la villa
Denso humo negro. Algo olía mal. Pero aquellas gomas quemadas no eran piquetes. Cada tanto, la gran curva que hace la avenida 520 al fundirse con la 120, en medio de un par de parrillitas al paso, se había convertido en los últimos días en un extraño y tenebroso escenario. Como si nada, en el medio del pavimento aparecían un par de neumáticos encendidos. De inmediato, el vehículo que se aprestaba a pasar por el lugar, detenía su marcha. Y más inmediato aún, emergían de una de las villas cercanas, conocida como El Mercadito, un grupete de delincuentes jóvenes, con prendas al estilo “wachiturros”: de buzo con capucha, gorrita de gran visera plana -tipo beisbol yanqui- y bermudas achupinadas. En la mano, claro, algún revólver con numeración limada.
Wachichorros
Según surge del pedido de detención librado ayer por el fiscal en turno de La Plata, Álvaro Garganta, en cuestión de segundos, los “wachichorros” despojaban al conductor de su moto, auto o camioneta. Y lo dejaban ahí, parado, en medio de ese oscuro tramo de la 520. Y tal como habían venido, desaparecían en medio de la jungla de casitas bajas de chapas y húmedos maderos, del “Mercadito”. Con ellos, se llevaban el vehículo. Vehículo que jamás volvía a aparecer.
Desde la fiscalía se pudo constatar que lo extraño del atraco, además de la rapidez y la violencia desplegada –típico de la nueva modalidad delictiva “piraña”- , era que nunca más se sabía del paradero de los rodados.
Todo un gran misterio. Porque en definitiva en el robo de autos y motos por lo general, cuando son usados para robos posteriores, los vehículos son hallados con autopartes robadas y varios daños, y lejos de los lugares del asalto inicial. Pero son encontrados. Aquí no. Se esfumaban como por arte de magia. Los investigadores judiciales pusieron el acento en que no había grandes escapatorias. Y enseguida plantearon la hipótesis de que los rodados quedaban en algún lugar de la villa.
El gran misterio
Como hipótesis era potable. Pero en los rastrillajes y en los vuelos de helicóptero, no se divisaron galpones ni grandes predios cubiertos que sirvieran de desarmadero.
El enigma iba in crescendo. Fue así que la fiscalía pidió extremar los recaudos y los esfuerzos a la comisaría de la jurisdicción, la Sexta de Tolosa. Pero pasaron los días y lejos de atenuarse, los robos de vehículos se intensificaron.
El mayor índice de despojos se produjo entre el 14 y el 19 de enero. Siempre igual. Con un recurso simple, extraño pero efectivo: goma quemada, atraco armado y fuga a bordo del rodado sustraído.
Finalmente, y como suelen ocurrir en este tipo de misteriosos delitos, lo que no dan los testigos, ni los detectives uniformados, ni las pericias de rastros, lo brinda las a veces útiles cámaras de monitoreo urbano. En esta oportunidad, cabe destacarlo, fueron decisivas.
Uno de los registros fílmicos dejó azorados al fiscal y a un estrecho grupo de colaboradores. En el video se ve claramente cuando uno de los patrulleros de la comisaría Sexta designado para patrullar, vigilar e investigar la zona, oficiaba casi de “acompañante” de los delincuentes. Simplemente los dejaba hacer a su gusto.
Monitoreo urbano: una imagen vale más…
En los registros de monitoreo se ve a los dos policías en medio de la villa El Mercadito cuando dejaban pasar a los asaltantes con autos y motos. Y hasta les permitían ingresar, en un cerrado grupo de precarias casillas, donde en los fondos de esos terrenos procedían a un veloz “corte” (desguace total).
Allí era donde reducían motos y las autopartes. Dos policías fueron detenidos y al menos cinco hombres de la villa quedaron imputados. Todos por encubrimiento agravado. A los efectivos, el fiscal Garganta los sindicó además por el delito de incumplimiento a los deberes de funcionario público.
Esta vez, una imagen vale más que mil palabras, y vale más que dos corrompidos poliladrones, alias “los reyes del corte”. Hoy, a primera hora serán indagados en la sede judicial de 7 y 56.
