Por el ADN, Mangeri seguirá preso hasta el juicio
El juez Javier Ríos le dictó la prisión preventiva y agravó la carátula por “alevosía”, ya que Angeles fue arrojada a la basura con vida. En la resolución no explica dónde la mató, a qué hora, cómo ocultó el cuerpo ni dónde lo tiró. Mucho menos por qué. Todo se basa en el perfil genético. También le trabó al portero un embargo millonario
El juez resolvió en la dirección que se esperaba, quizás con más dureza que lo previsible, pero confirmando la sospecha que rodea al crimen de Angeles Rawson desde hace poco más de una semana: si el ADN no existiera o si debajo de tres uñas de la chica no se hubiera hallado el de Jorge Mangeri, contra éste no habría más que algún indicio fácilmente rebatible. El juez de instrucción porteño Javier Feliciano Ríos procesó ayer al portero con prisión preventiva por “homicidio agravado con alevosía”, aunque no pudo precisar a qué hora exacta la mató (la data la fijó entre las 9.50 y las 22.08 del lunes 10 de junio); ni dónde la interceptó y atacó; ni el sitio en el que ocultó el cuerpo; ni cómo lo trasladó o arrojó; y mucho menos por qué. Agravó su conducta por el hecho de que la chica fue arrojada a la basura cuando aún estaba viva (tampoco explica cómo no se asfixió con dos bolsas cubriéndole la cabeza) y trabó un embargo de un millón de pesos sobre los bienes del imputado ante posibles juicios civiles de la familia de la víctima.
El juez consideró que Mangeri debe seguir preso porque hay peligro de fuga.
A la hora de describir cómo fue el crimen, Ríos sostuvo que el portero “dio muerte mediante un procedimiento particularmente insidioso a la persona a la que conocía desde tiempo antes, con la que vivía en el mismo edificio, y a cuya familia conocía porque trabajaba en el mismo lugar”.
“Se deshizo del cuerpo de la damnificada de una manera funesta, en tanto y en cuanto logró introducirlo en el circuito de recolección y procesamiento de residuos de la ciudad de Buenos Aires”, remarcó en el fallo, respecto a que el cuerpo fue hallado en una planta de la CEAMSE de José León Suárez, destinada al depósito de basura.
Si bien fue el motivo por el que inicialmente quedó detenido, el juez no mencionó en el procesamiento la autoincriminación que la fiscal porteña María Paula Asaro manifestó que el imputado hizo durante una entrevista privada en la que le dijo: “Soy el responsable de lo de Ravignani 2360...fui yo”.
Sí valoró como prueba fundamental contra Mangeri que su ADN fue hallado debajo de las uñas de tres dedos de la víctima y destacó que la posibilidad de que sea de otra persona es de 1 (una) en 1.690.000.000.000.000 (mil seiscientos noventa billones).
Subrayó que el hecho de que el ADN estuviera en los dedos índice, mayor y anular de la chica permite concluir que una de sus últimas acciones en vida “fue la de defenderse contrayendo su mano y dedos con el fin de arañar a su agresor”. Aclaró que si bien en los exámenes se menciona la existencia de marcadores que podrían corresponder a un tercero o ser producto de una contaminación de la muestra, el ADN que corresponde a Mangeri fue debidamente hallado en el cuerpo de la víctima.
Tuvo en cuenta como pruebas (en realidad, indicios) la diferencia entre las contexturas físicas de la víctima y el portero, el dominio que éste tenía del edificio, que estaba a cargo de la recolección de la basura y el testimonio acerca de que el día de la desaparición de Angeles les pidió a vecinos que sacaran las bolsas antes del horario habitual.
La adolescente fue vista por última vez el 10 de junio, cuando regresaba a su domicilio después de una clase de gimnasia, tal como lo captó una cámara de seguridad, pero para el juez está probado que nunca entró a su departamento, por los testimonios de la empleada doméstica y uno de sus hermanos.
Para Ríos, el portero la mató entre las 9.50 y las 22.08 después de haberla interceptado en el primer horario en el interior del edificio de la calle Ravignani 2360. Según el juez, Mangeri ató de pies, manos y muslos a la chica, le colocó una bolsa plástica de nylon verde en la cabeza con la inscripción “Día%”, una soga con varios nudos alrededor del cuello y en ese estado la puso en una bolsa de consorcio negra para luego introducirla en el circuito de recolección de basura. Esa es toda la explicación.
Sin embargo, remarcó que las maquinarias de la CEAMSE lesionaron a Angeles cuando aún estaba viva, ya que le aplastaron el tórax, el cuello y la cabeza, antes de ser encontrada por un empleado en una cinta transportadora de la planta de la localidad bonaerense de José León Suárez.
En este punto, se tuvo en cuenta el “estado de indefensión” de la chica, que estaba atada dentro de una bolsa, lo que llevó al juez a agravar el homicidio por alevosía.
Ríos descartó la versión de un conflicto o discusión entre la damnificada y su familia -sugerida por una testigo y negada por todos los vecinos- así como que haya sido víctima de alguna agresión en la calle porque esto hubiera sido visto por alguien.
Entonces, según el fallo, esta situación “coloca en un lugar protagónico al portero, quien se encontraba en funciones en ese horario” y conocía a la víctima desde su infancia, lo que le daba “un rol superior al del mero encargado del edificio”.
Además, no se pudo acreditar que Mangeri estuviera en ese horario en otro lugar, como intentó demostrar su defensa.
María Paula Asaro había pedido la detención de Mangeri basada en la autoincriminación. Todavía no se conocía el resultado de ADN
La defensa apelará, con la mira en el ADN
Pablo Lanusse (foto), abogado del padre de Angeles Rawson, explicó que la resolución contra Jorge Mangeri es “clara, sólida, basada en la prueba que hay en el expediente, fundamentalmente en el ADN que lo coloca” como “único responsable y agresor de Angeles y fundamentalmente por el método insidioso con el que Mangeri decidió desechar y descartar el cuerpo con vida aún” de la víctima.
Es que, según los peritajes, la joven estaba viva cuando fue arrojada a un camión compactador de basura que luego llevó su cuerpo al predio de la CEAMSE en José León Suárez. Para Lanusse, “el caso va a estar cerrado cuando haya una sentencia condenatoria” y anunció que trabajará “fuertemente” para esto. Respecto de los datos que siguen siendo un misterio, el abogado recordó que para un auto de procesamiento “no es necesario conocer el lugar de los hechos”.
“Lo que es fundamental es que hay una persona a la que le ha quitado su vida y un responsable”‘, señaló.
La defensa apelará, con la mira en el ADN
La defensa de Jorge Mangeri ya adelantó que apelará el procesamiento y es casi un hecho que intentará cuestionará la prueba clave: el ADN. Por las dudas, el juez Javier Ríos aclaró en la resolución que las manos de la chica “llegaron envueltas al Hospital Ramón Carrillo de Ciudadela y de la misma
forma ingresaron a la morgue judicial de la Capital Federal”, donde se hizo la autopsia. El defensor Marcelo Biondi había dicho que las manos del cadáver estaban resguardadas con sobres y luego aparecieron con bolsas.
Las lesiones, otro enigma
Las lesiones que presentaba Jorge Mangeri al ser detenido todavía generan dudas, ya que su defensa las adjudica a un “apriete policial” y para la fiscalía pudo provocarlas Angeles Rawson.
En el procesamiento, el juez Javier Ríos citó un informe del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema en el que se expresa que las lesiones (analizadas tras el arresto) datarían de “7 a 10 días”, lo que descarta que haya sido golpeado por policías, pero aclara que “no es posible determinar” si fueron “autoprovocadas o resultan atribuibles a un mecanismo de agresión por parte de un tercero”.
Golpeaba a su mujer, dos hermanos lo increparon y los baleó: un muerto
Tenía 24 años y, junto a su hermano de 19, trataron de evitar que un hombre golpeara a una mujer con la que discutía acaloradamente. ¿El saldo? El terminó muerto a tiros y su hermano menor herido, por suerte de manera leve. Por el sangriento episodio fue detenido un agente retirado de la Policía Bonaerense.
Fuentes del caso revelaron que el hecho sucedió antenoche en la puerta del Bingo de Adrogué, ubicado en la intersección de la avenida Yrigoyen y Comodoro Rivadavia, de esa localidad del partido de Almirante Brown. Por lo que se pudo reconstruir, de allí acababan de salir un hombre oficialmente identificado como Mario Correa, de 59 años, y su pareja, quienes comenzaron a discutir a gritos, hasta que él la habría agredido físicamente.
Mauro Silva, de 24 años, y su hermano Renzo, de 19, salieron en defensa de la mujer, pero Correa los insultó y tras un breve forcejeo sacó una pistola del calibre 9 milímetros con la que los atacó a balazos: el mayor murió y el otro resultó herido en una pierna, por lo que fue trasladado al hospital zonal, donde permanecía internado fuera de peligro.
Según indicó el comisario Walter Iñíguez, de la seccional primera de Adrogué, el autor de los disparos, que "actuó sin ninguna clase de justificativos", intentó evadirse "al ingresar al bingo y perderse entre la gente, pero ahí hay policías de
custodia, por lo que salió y fue inmediatamente detenido”.
El incidente conmocionó a la importante cantidad de personas que se encontraba en la sala de juego, algunas de las cuales escaparon presurosas para ponerse a resguardo de los disparos.
Mientras la mujer fue atendida por paramédicos que asistieron al lugar por los golpes recibidos, el policía retirado fue puesto a disposición de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) número 10.
El taxista no supo llegar a la CEAMSE, ni reconocerla
El taxista que declaró haber llevado a Jorge Mangeri hasta la CEAMSE de Colegiales con dos bolsas de residuos en el baúl, no supo llegar al lugar desde el edificio de Ravignani 2360 y no lo reconoció cuando estuvo allí con policías.
Como si todo eso fuera poco para dudar de este testigo, el taxi Volkswagen Polo no aparece en los videos de la causa circulando por la zona en la tarde del 10 de junio, cuando desapareció Angeles.
Por lo pronto, el taxi con número de licencia 33339 será peritado en la Unidad Criminalística de la Policía Federal, sobre todo en el baúl, donde –según el
relato- estuvieron las bolsas con el cuerpo de la víctima, a las que Mangeri habría golpeado con una maza diciendo que era un “perro muerto”.
El perito de la defensa, Roberto Locles, desconfía de la versión. “Tengo 53 años de carrera y varios casos similares. Recuerdo el caso (María Marta) García Belsunce donde apareció en Formosa una persona que dijo que la había matado a pedido del marido y cuando lo trajeron lo encerraron en un manicomio”, relató.
El abogado de Jorge Mangeri, Miguel Angel Pierri, anticipó que analiza pedir el falso testimonio del taxista llamado Leonardo, quien ayer ratificó públicamente sus dichos.
Condena por dos femicidios
Un estudiante de abogacía fue condenado ayer a 18 años de prisión por haber asesinado a su novia y a la madre de ésta prendiendo fuego la casa en la que ellas vivían, en Santiago del Estero. La condena por “incendio seguido de muerte” fue aplicada a Carlos Federico Guardo, alias “Fede”, quien al momento de los crímenes de Silvia Chávez y su madre, Estela, tenía 20 años y cursaba el segundo año de Abogacía en la Universidad Católica de Santiago.
En la misma sentencia del tribunal integrado por los camaristas Osvaldo Pérez Roverti, Roberto Encalada y Rosa Piazza de Montoto, el universitario fue condenado a pagar una indemnización de 570.000 pesos a los familiares de las víctimas.
El incidente se originó el 28 de julio de 2004 en una humilde casa del barrio Primera Junta de la capital santiagueña, en el que las víctimas murieron calcinadas mientras dormían. Los peritos determinaron que el incendio se produjo después de que alguien arrojó nafta debajo de la puerta principal y desató el fuego.
Guardo, hijo de un conocido abogado del foro santiagueño, que en su momento fue detenido y liberado a los pocos días, se mantuvo prófugo varios años hasta que fue capturado en Brasil y extraditado a la Argentina. Las fiscales habían pedido para el joven una condena a 20 años de prisión y la defensa, la absolución. Guardo escuchó el veredicto de pie y sin muestra de arrepentimiento.
