Sigue sin aparecer el asesino del jubilado atacado en su casa del country
La víctima, ingeniero electrónico retirado, fue estrangulado en su domicilio. Su abogado admitió que ni siquiera se conoce el móvil del crimen.
El abogado que representa a la familia de Roberto Wolfenson, el ingeniero electrónico jubilado de 71 años hallado asesinado el viernes en su casa del country La Delfina de Pilar, aseguró que aún no se pudo determinar cuál fue el móvil del homicidio, aunque afirmó que confía en el trabajo de la Justicia para poder identificar a los asesinos.
“En nombre y representación de sus hijos, me presenté como particular damnificado en la causa donde se investigan las circunstancias en que se produjo su homicidio, con el propósito de lograr la condena de quién o quienes sean los autores de su muerte”, dijo Tomás Farini Duggan.
Uno de los ejes de la pesquisa es tratar de confirmar si el hombre recibió alguna visita el día previo al hallazgo de su cadáver, tal como le anunció a su empleada doméstica.
El dato surgió de la declaración de la mujer que, en principio, fue la última persona en verlo con vida el jueves, cuando como todas las semanas fue a trabajar al domicilio. Declaró que Wolfenson le pidió que limpiara porque iba a recibir “visitas”, por lo que se intenta establecer si esa persona puede estar relacionada con el asesinato.
También se analizan las cuentas bancarias del ingeniero jubilado, frente a la posibilidad de detectar algún movimiento sospechoso.
Muerte natural
El fiscal se entrevistó con la viuda en la residencia donde ocurrió el crimen, y también con uno de los hijos y otros allegados y testigos.
La mujer aclaró que había hablado por última vez con su marido el miércoles 21 —cuando ella estaba de viaje—, que luego intercambiaron mensajes y que la última vez que tuvo contacto vía WhatsApp fue el jueves 22. El viernes a las 14 fue la última vez que el celular de Wolfenson estuvo en línea en WhatsApp, antes de ser hallado fallecido.
La víctima fue atacada en la habitación de huéspedes de su finca. Y si bien el primer médico policial tuvo el error de conjeturar que se trataba de una muerte natural, por sus problemas cardíacos, en la autopsia se determinó que había sido estrangulado a lazo con un elemento compatible con un cordel, cable, soga o hilo muy delgado, que le dejó un surco de ahorcadura y hasta cortes en la nuca.