Vestidos de policías, ladrones causaron terror en una casa de Arturo Seguí

Eran cuatro, con armas de grueso calibre. Asesinaron a dos perros y maniataron a toda una familia para escapar con dinero y diversos elementos de valor.

En otra jornada repleta de entraderas y todo tipo de robos violentos, un grupo de por lo menos cuatro delincuentes armados perpetraron en las últimas horas un atraco del que fue víctima una familia de Arturo Seguí y en el que, como ocurrió en Melchor Romero (ver página 15), envenenaron a los perros para poder ingresar a la propiedad, ubicada en la zona hortícola.

Fuentes policiales le contaron ayer a este multimedio que el nuevo ilícito, que no por repetitivo deja de ser extremadamente grave, tuvo lugar durante la madrugada de ayer en una quinta emplazada en 206 entre 431 y 436.

Tras matar a los dos canes que cuidaban el sitio, dándoles comida con tóxicos que le quitaron la vida en cuestión de minutos, ganaron el interior de la residencia y redujeron a los presentes. “Los ladrones se mostraron excesivamente violentos y tenían puestos uniformes de policías. Siempre se dijo en estos casos que simulaban serlo, pero ya la verdad no me extrañaría que lo fueran de verdad”, contó un allegado a los damnificados.

Primero, los malvivientes maniataron a todos, sin dejar de amenazarlos en ningún momento con pistolas de grueso calibre. Luego, con el ilícito dominado, se dedicaron a recorrer las diferentes instalaciones, hasta apoderarse de dinero en efectivo, cuya cifra no trascendió, varios celulares y diversos objetos de valor, como electrodomésticos.

Con el botín asegurado, se dieron a la fuga aparentemente en al menos un vehículo y pese a la denuncia radicada, caratulada como “robo doblemente calificado”, nada se sabe de ellos. La Justicia platense analiza si son los mismos autores que atacaron a una familia de Romero, esgrimiendo un gran armamento y asesinando a tres perros, para huir con pesos y dólares.

“Cada vez más robos por la zona, por el área de las quintas, qué desastre. Zona liberada. ¿Queda alguna duda?, se lamentó un vecino.

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