Estallido inflacionario
Las mediciones de las consultoras privadas arrojaron una inflación para noviembre de 2,4%. Es la más alta desde 1990. El acumulado anual es de 26,8%. Cristina Fernández había dicho que si se superaba el 25% el país estallaría
"Si realmente la inflación fuera del 25%, el país estallaría por los aires", había afirmado la presidenta Cristina Fernández en septiembre del año pasado durante una exposición en la Universidad de Georgetown, en Washington, con la intención de desacreditar los índices de precios medidos por las consultoras privadas.
La frase “el pez por la boca muere” se ajusta perfectamente a este caso. El país está viviendo un verdadero estallido social con los acuartelamientos policiales en demanda de aumentos salariales, saqueos en distintas provincias del país, y pedidos de reapertura de paritarias y bonificaciones de fin de año por parte de numerosos gremios que ven como a sus afiliados les carcome el sueldo la incesante suba de precios.
No es para menos, el alza en los valores de los productos volvió a marcar un nuevo récord en noviembre. Según las estadísticas difundidas ayer por diputados nacionales de la oposición en base a las mediciones de las consultoras privadas, el mes pasado la inflación fue del 2,4%. Se trata de la cifra más alta para noviembre desde la hiperinflación de los '90.
Además, el acumulado interanual alcanzó el 26,8%, por lo que la fórmula establecida por Cristina Fernández esta vez fue certera: si el alza de precio supera el 25% el país estallaría por los aires, situación que se asemeja con creces a la que está viviendo la Argentina en este fin de año.
Error del Gobierno
“En noviembre y lo que va de diciembre pasó que el anuncio del acuerdo de precios que comienza a regir a partir del primero de enero, lo que hizo es disparar los precios a cuenta de este futuro acuerdo”, explicó a Hoy Fernando Blanco Muiño, presidente de la Unión de Consumidores de Argentina (UCA).
En ese sentido, señaló: “Esto fue un error del Gobierno, lo de anunciar que entraba en vigencia el primero de enero, porque ha dejado estos sesenta días para que los precios se reacomoden”.
El titular de UCA, destacó además: “Lo más relevante en materia de aumentos en los últimos 45 días fue el nuevo aumento de la medicina prepaga, además de subas en el sector de la alimentación. Por ejemplo, se disparó la carne, hubo un incremento de 16% de la hacienda en el Mercado de Liniers, y eso impactó en los precios en la misma proporción”.
Además de las subas que remarcó Blanco Muiño, hubo otras que contribuyeron al estallido inflacionario, que oportunamente fueron publicadas por este diario. Entre ellas se destacan los aumentos de los combustibles -que influyen en el resto de los precios- también los incrementos de la canasta navideña y de los alquileres para el verano.
Puede ser más grave
En el marco de la conferencia de prensa realizada por los legisladores opositores, el peronista disidente Carlos Brown advirtió que "el Gobierno ha demostrado que omitiendo (la mención a la inflación) no ha logrado absolutamente nada" y alertó que se trata de "un verdadero flagelo que si se acrecienta va a ser más grave".
De hecho, al no reconocer la inflación a través del Indec, el Gobierno no muestra señales de poder contener el estallido. Para peor, la diputada nacional Patricia Giménez vaticinó que, de no haber medidas que corrijan la situación, la inflación alcanzaría a finales de 2013 cifras cercanas a un peligroso 30%.
Medidas destinadas al fracaso
“Estamos muy preocupados porque vemos que el acuerdo de precios fue un aviso que disparó los valores de los productos por un lado y que además sigue siendo la única herramienta que el gobierno utiliza para luchar contra la inflación. Antes le puso el nombre congelamiento, ahora le ponen acuerdo, pero en realidad con una única política pública no se puede luchar contra la inflación”, aseguró a Hoy Fernando Blanco Muiño, titular de UCA.
“Es que el acuerdo tiene que ser con todos los sectores sociales. No puede ser que el Gobierno se reúna nada más con los empresarios amigos a acordar precios, o con la CGT amiga y deja afuera a los trabajadores que representa la otra CGT. En ningún caso fueron convocadas las asociaciones de consumidores, en ningún caso se estudia la cadena de comercialización, dónde están los mayores márgenes de rentabilidad y me parece que podría implementar políticas públicas muy concretas que tienen que ver con cuestiones tributarias”, aseguró el especialista.
“Por ejemplo los alimentos de la canasta básica podrían tener un IVA diferenciado, como sucede en Brasil. Podría haber en función de la inflación algún reconocimiento o bono de fin de año para los trabajadores, o también habría que pensar en una redefinición del impuesto a las ganancias para los trabajadores en relación de dependencia”, destacó.