Entrevista a Alejandro Nieva

“La corrupción era parte de una práctica sistemática del kirchnerismo”

Así se lo aseguró al diario Hoy el auditor general de la Nación, quien además afirmó que la expresidenta Cristina Kirchner “no podía ser ajena” a las maniobras “que posibilitaron la comisión de hechos delictivos”, como el caso de José López. A su vez, apuntó contra el multiprocesado extitular de la AFIP, Ricardo Echegaray, y su polémico paso por la AGN

Vimos corrupción en el PAMI, en los planes de viviendas, en Fútbol para Todos y en el transporte, entre otras áreas. Lamentablemente, cuesta hallar una política del gobierno anterior sin irregularidades”, sentenció, en diálogo exclusivo con el diario Hoy el auditor general de la Nación, Alejandro Nieva.

Exégeta de la corrupción K desde su asunción en 2009 a la AGN, el radical jujeño aseguró, además, que todo esto “fue parte de una práctica sistemática”, de la que la expresidenta, Cristina Kirchner, “no podía ser ajena”.

En tanto, el exdiputado nacional analizó la polémica asunción de Ricardo Echegaray a la presidencia de la AGN (a la que debió renunciar por sus múltiples procesamientos) como parte de una “estrategia política” para continuar garantizando la impunidad de su exjefa.

—¿Vivieron con preocupación el ingreso de Echegaray a la Auditoría?

—Claro. Para nosotros lo problemático, además de las causas en su contra, era que no investigara el tramo final del kirchnerismo, que frenara los controles sobre los últimos años.

—¿Qué implicaba investigar al kirchnerismo? 

—Hallar la discrecionalidad como patrón común para gestionar un Estado, sobre todo en el reparto de subsidios, pero también en la falta de rendición de cuentas a la hora de licitar obra pública. A su vez, era evidente la ausencia de planificación: lo vimos en los ferrocarriles, en la política energética, en los planes de viviendas.

—¿Qué comprendía esa falta de planificación?

—Lo más llamativo era la divergencia entre el presupuesto original de una obra y el monto por el que se adjudicaba. Por ese mecanismo resultaron ampliamente beneficiados empresarios como Lázaro Báez. Así, en promedio, muchas de las obras se adjudicaron por valores superiores al 25% de lo presupuestado. En segundo lugar, la falta de planificación repercutía en la necesidad de hacer sucesivas modificaciones a los contratos, lo que llevaba a que la obra le costara al Estado mucho más de lo que se había previsto. A su vez, estas nuevas obras no se licitaban, sino que se adjudicaban directamente a la misma empresa que había hecho mal el trabajo.

De este modo, las ganancias para determinadas compañías se elevaban en sentido proporcional a las pérdidas del Estado. El tercer punto, pero no menos importante, de este desmanejo eran los abusos de los adelantosfinancieros por trabajos que no se concluían.

—¿Qué casos citaría como verdaderos nichos de corrupción?

—Sin dudas, la obra pública, sobre todo a través de los adelantos financieros que mencionaba. Esto es algo palmario en la construcción de viviendas: en la provincia de Jujuy tenemos el caso de (la líder de la Túpac Amaru) Milagro Sala (presa desde hace ocho meses por una defraudación millonaria al Estado y asociación ilícita, entre otras causas) como símbolo. Allí constatamos que el Estado le transfirió fondos para la realización de 1.800 viviendas que ni siquiera se empezaron a construir.

También, es por todos conocidos el escándalo de Sueños Compartidos (que impulsaba la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini), con las viviendas como excusa para el desvío de fondos.

—¿Ninguna área estuvo libre de irregularidad?

—Lugar en el que auditábamos, veíamos corrupción: en el Pami, donde se desviaron recursos que debían destinarse a los abuelos, en una maniobra que lastima de solo pensarla; en el Fútbol para Todos que hoy investiga la Justicia (que procesó, entre otros, al exjefe de Gabinete, Aníbal “La Morsa” Fernández); en Sueños Compartidos; en el transporte, donde alertamos sobre la corrupción sistemática en el mantenimiento ferroviario y obras que no se hicieron, atentando contra la seguridad de los pasajeros, con la tragedia de Once como detonante trágico; en la arbitrariedad con que se distribuyeron los subsidios.  

Lamentablemente, hubo una sistematización de irregularidades que posibilitaron la comisión de hechos delictivos.

—No obstante lo investigado, ¿lo sorprendió el caso de José López, intentando ocultar casi US$9 millones?

—Por lo cinematográfico, sí. Pero en otro punto, fue un botón de muestra exagerado de lo que nosotros veníamos denunciando.

—En el kirchnerismo hay quienes sostienen que se trató de un hecho “aislado”. ¿Usted cree que Cristina Kirchner estaba al tanto?

—Por supuesto. Los contratos, las licitaciones, las adjudicaciones de obras, todo aquello en lo que nosotros advertimos severas irregularidades pasaba por la expresidenta, por el exjefe de Gabinete, pero en lugar de corregir las discrecionalidades, de terminar con los sobreprecios, la respuesta era atacar a la Auditoría, que no hacía más que llevar su trabajo: controlar los actos de gobierno y poner la lupa donde pudiera haber corrupción. 

—¿Hicieron cálculos sobre el dinero desviado a través de estas maniobras?

—No hay forma de calcular los recursos que se fueron por vía de la corrupción, pero sí puedo dar fe de que son miles de millones de dólares.

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