Candidatos opositores juntos
Unidos por el espanto
Los principales candidatos opositores se mostraron unidos para repudiar los incidentes en Tucumán y pedir cambios en el sistema electoral. Se comprometieron a encontrar consensos antes otros flagelos que afectan a los argentinos
"No nos une el amor sino el espanto”. La frase, que fue inmortalizada por el escritor Jorge Luis Borges en uno de sus poemas dedicados a la ciudad de Buenos Aires, calza a la perfección para definir lo que ocurrió ayer.
Aunque sea por un momento, todos los candidatos opositores pudieron dejar al costado sus diferencias. El factor aglutinante fue el horror y la conmoción que generó el brutal ataque contra sistema democrático registrado durante las elecciones en Tucumán, que incluyeron todo tipo de tropelías: desde la quema y robo de urnas, pasando por la falsificación de actas y el reparto discrecional de mercaderías en zonas socialmente postergadas a cambio del voto fácil.
Mauricio Macri (Cambiemos), Sergio Massa (UNA) y Margarita Stolbizer (Progresistas) compartieron una conferencia y le exigieron al Gobierno que las graves irregularidades ocurridas en los comicios de Tucumán no se repitan en los comicios generales de octubre. Y pidieron cambios urgentes en el sistema electoral. En ese sentido, Macri le solicitó a Cristina Kirchner que garantice la "transparencia" de los próximos comicios. "Tenemos una profunda preocupación por lo sucedido, esperando que se recorran todas las irregularidades y que el Gobierno tome conciencia de que no es de cualquier manera, uno tiene que ir a elecciones en un contexto de tranquilidad y paz. Esto llegó a un nivel que no puede continuar".
Eso no fue todo. Lo más importante que se registró ayer fue que los candidatos dieron señales de que podrían trabajar en un marco de unidad ante otros temas de interés nacional. La más lúcida, en ese sentido, fue Stolbizer, al adelantar que las fuerzas opositoras están "obligadas" a juntarse nuevamente, como ocurrió ayer, para "resolver" no solo cambios en el sistema electoral, sino otros problemas de los argentinos.
La postulante del frente Progresistas manifestó su repudio a un "hecho de extrema gravedad" como la quema de urnas y otros episodios violentos ocurridos en los comicios tucumanos, que son la expresión de la "corrupción, la práctica clientelar, el fraude y la represión".
"No nos queremos sentir como los familiares del muerto que se reúnen en un velorio", concluyó Stolbizer en referencia al encuentro. La realidad es que, desde las Paso del 9 de agosto, los principales candidatos opositores se habían mostrado renuentes a realizar lo que, en el mundillo político, se conoce con el nombre de “acuerdos programáticos”. Traducido al criollo significa sentarse en una mesa y acordar medidas que trasciendan las candidaturas y los intereses particulares de cada partido o sector.
De las palabras de Stolbizer y de los gestos de los otros candidatos, se desprende que, por ejemplo, a partir de ahora deberían trabajar en conjuntos para elaborar y poner en marchas programas estratégicos que permitan bajar la inflación, crear empleo genuino, combatir la inseguridad y volver a insertar a la Argentina en el mundo. ¿Lo harán? Dependerá de la grandeza y del sentido patriótico de cada uno de ellos.
La bravuconada de Cristina Kirchner
Tuvieron que pasar tres días desde las elecciones en Tucumán para que la presidenta, Cristina Kirchner, mostrara la hilacha. En una auténtica bravuconada, en momentos en que el país aún está conmocionado por la represión, la primera mandataria ayer salió a echar más leña al fuego.
“Cuando las urnas no marcan lo que quieren, los modales se van al demonio”, afirmó CFK, responsabilizando a la oposición por lo ocurrido. Y agregó: “Pedimos nada más que reconozcan nuestros triunfos. Porque esa es la verdadera democracia”.
Evidentemente, Cristina Kirchner es muy cínica o está atravesando por un cuadro de amnesia: esta misma presidenta, durante años, no dudó en atacar al polémico dirigente sindical Luis Barrionuevo –opositor a su gobierno- por haber estado atrás de aquel triste episodio de la quemas de urnas en Catamarca en 2003. Pasaron 12 años de aquel bochornoso episodio y pareciera que ahora, para Cristina, resulta ser normal que se incineren esos símbolos tan sagrados para nuestra democracia, que costaron sangre, sudor y lágrimas poder recuperar. A esta altura, los famosos derechos humanos del kirchnerismo, de lo que tanta se ufanan, se asemeja a un artículo que se puede comprar en cualquier cotillón.