Atento, lapidario y tenaz, River es el rey del verano

Le ganó a Boca en el Suerplásico y se quedó con la Copa Luis Nofal. Driussi y Mina anotaron para el equipo de Gallardo, que terminó festejando en Mar del Plata

Como aquel turista que busca recuperar todo lo que gastó de más en las vacaciones y se anima a jugar las últimas monedas en el Casino de Peralta Ramos, River apostó fuerte al Superclásico y le terminó haciendo honor a su apodo de Millonario. 

El equipo de Marcelo Gallardo, con inteligencia y tenacidad, fue paciente para esperar el momento justo y rematar a su oponente. 

El duelo se jugó al límite desde el primer minuto. Los dos equipos estaban más preocupados por no perder que por ganar, y las infracciones marcaron el pulso de un Superclásico caliente. 

Con presión y buen manejo de la pelota, Boca fue superior en la cancha durante la primer media hora de partido. River se replegó, fue ordenado y contragolpeó con salidas rápidas. 

Un remate de Sebastián Driussi de volea, tras un centro a media altura, justificó la reacción del equipo de Gallardo, que sufrió el encuentro en los primeros minutos. 

Darío Benedetto contestó con un centro rasante que salvó el colombiano Arturo Mina en el segundo palo. 

Axel Werner le sacó un cabezazo a Rodrigo Mora y Frank Fabra se animó a rematar desde afuera, llevando peligro cuando se terminaba la primera mitad. 

Ya en la parte final, con la puntería de un buen tirador y la contundencia de un cazador, el Millonario no le perdonó a Gino Peruzzi una desatención en la salida del fondo, que terminó frenando Juan Insaurralde con una mano dentro del área: Driussi definió con eficacia, marcando el destino de un partido que empezaba a coronar a su vencedor. 

Boca no se recuperó del golpe, y a los cinco minutos sufrió a Mina, que ganó en la altura dentro del área luego de un córner: Werner hizo todo para frenar el cabezazo, sin lograr detener el destino de la pelota y del partido. Dos a cero, y a cobrar. 

La impotencia se apoderó de los jugadores xeneizes, que impulsados por Pablo Pérez estuvieron cerca de desatar otro escándalo de verano, como hace un año ocurrió con los jugadores de Estudiantes y Gimnasia. 

River, a fin de cuentas, se quedó con el Superclásico y desató una verdadera fiesta roja y blanca en el último fin de semana de enero en Mar del Plata.

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