Con Domínguez en duda, el Pincha salió favorecido en la Copa

En medio de una fuerte crisis interna y con su técnico al borde de la renuncia, Estudiantes recibió una buena noticia: el sorteo de los octavos de final de la Copa Libertadores lo emparejó con Cerro Porteño, un rival de los más accesibles del bolillero 2. El Pincha, que terminó primero en el Grupo A, evitó a rivales duros o viajes largos y definirá la serie como local en UNO.

El equipo paraguayo, dirigido por Diego Martínez, terminó segundo en el Grupo G y no atraviesa su mejor momento futbolístico. Pero más allá de la fortuna en el sorteo, el presente del equipo albirrojo es turbulento. La reciente eliminación por penales ante Aldosivi en Copa Argentina encendió todas las alarmas, y lo que parecía una temporada prometedora hoy está envuelta en incertidumbre.

Tras la derrota ante el Tiburón, Eduardo Domínguez puso en duda su continuidad y fue contundente en conferencia: “Tengo que pensar bien si voy a seguir o no. Una de las tres razones por las que me iría ya está pasando”. Sus palabras sacudieron los cimientos del club, justo en la previa de un tramo decisivo de la Copa.

Y no es lo único que puede cambiar. El presidente Juan Sebastián Verón evalúa una profunda reestructuración en la Secretaría Técnica, hoy liderada por Marcos Angeleri, con quien Domínguez mantiene una excelente relación y concuerda respecto al rumbo deportivo. Sin embargo, el exdefensor podría dejar su cargo y, en su lugar, llegaría una mánager brasileña con vínculos para acercar inversiones externas al club. Este cambio se produciría tras la fallida experiencia con Foster Gillet, que no cumplió con las expectativas dirigenciales.

Con el cruce de octavos ya definido, el Pincha mira de reojo el cuadro. Si avanza frente a Cerro, su rival en cuartos saldrá del choque entre Flamengo e Internacional, dos potencias brasileñas con planteles millonarios. Aunque la localía será un punto a favor —Estudiantes definirá en UNO en todas las series salvo una hipotética semifinal con Racing—, el panorama no deja de ser complejo.

La ida se jugaría la semana del 13 de agosto y la vuelta una semana más tarde. Falta, pero no tanto. Lo cierto es que el sorteo fue generoso, pero los problemas del Pincha son internos y urgentes. La pelota volverá a rodar, pero en La Plata la principal duda es quién estará sentado en el banco cuando llegue el mata-mata.