El título que quebró la hegemonía de los “grandes”

Se cumplen 50 años de la gesta de Estudiantes en el Metropolitano de 1967. Fue el primer título de Primera en la era profesional y el que marcó un antes y un después, rompiendo la serie de conquistas de los poderosos del fútbol argentino

En una semana emotiva por el aniversario de la institución y la aprobación del préstamo para la finalización del estadio, Estudiantes celebra hoy las bodas de oro de su primer título de Primera en la era rentada. Un torneo que no fue uno más, sino que marcó el primer quiebre de la historia moderna del fútbol de AFA. Aquel 6 de agosto de 1967, Estudiantes gritó campeón y pudo dar la vuelta olímpica que se le había negado, desde 1931, a tantos equipos de Primera por fuera de los cinco “grandes”.

Si bien es cierto que durante el amateurismo los títulos fueron más repartidos, el Pincha fue el primero que rompió la hegemonía de los “grandes” en la era profesional. Fue ese campeonato conquistado por los bravos de Osvaldo Zubeldía el que abrió un camino que en menos de una década replicarían Vélez, en 1968; Chacarita, en 1969; Central, en 1970; Huracán, en 1973; y Newell’s, un año después.

Zubeldía y después…

La coronación de 1967 tuvo un sinfín de causalidades que llevaron a abrir un ciclo glorioso que dejaría una huella grande en el fútbol argentino, con fieles pero también con detractores, aquellos que no supieron “decodificar” el concepto de equipo por sobre las individualidades sin la provocación de la patente del “antifútbol”.

Mangano se inclinó por Zubeldía en el verano de 1965 para dirigir al equipo, que venía de varias campañas irregulares. Después llegó la promoción de juveniles con “La Tercera de Mata” y una más que aceptable campaña en 1966. Un año después, el entrenador ya tenía su base. Poletti; Manera, Aguirre Suárez, Barale, Malbernat; Bilardo, Pachamé, Bedogni; Echecopar, Conigliaro y Verón. Y se sumaban Flores, Madero, Ribaudo o Spadaro...

El torneo de 1967 empezó el primer fin de semana de marzo. Estudiantes debutó con una victoria ante Huracán en Parque Patricios. En la cuarta fecha, daría el golpe en 57 y 1 al ganarle 1 a 0 a Boca, y terminó la primera rueda como puntero de su zona con solo una caída. La buena cosecha inicial de puntos le permitió hacer frente a una racha de cuatro empates y una caída, sobre el final del campeonato, que hizo peligrar su pase a semifinales, el que conseguiría goleando a Gimnasia, en el derby local, 3 a 0. Luego vendría el histórico 4 a 3, con diez jugadores, ante Platense, y más adelante, el 3 a 0 en la final contra Racing, jugada en el Viejo Gasómetro. Diez goles a favor en los últimos tres decisivos juegos para gritar “campeón” por primera vez en el profesionalismo, a 54 años de aquel logro del amateurismo en 1913.

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