Las apostillas de una tarde de sol y la pimienta de dos pueblos en uno
Personajes y personas, caras y caretas, camiseta y bandera, gorro y vincha. Este domingo volvió el “corso del fútbol”, cuando el ser humano inexplicablemente deja de sentir las preocupaciones y rutinas de todos los días, porque el que es hincha de ley no puede controlarse y entonces pasa a ser tomado por un espíritu al que muchos le dicen pasión, y otros locura. En el Bosque recogimos algunas opiniones, hechos, anécdotas y deseos del máximo espectáculo deportivo de La Plata.
La ira es la falta de paz, algo que en este mundo no es noticia. Por eso, todo gesto provocador, puede generar un “incendio”. En el momento que el micro Albirrojo llegó al estadio, ingresando por el playón de Av. 60, el alboroto de los futbolistas llevó a un par a pasarse de rosca en la arenga: dicen que Patricio Rodríguez golpeaba el vidrio cual redoblante, pero haciéndolo con 7 dedos (en alusión a aquella goleada de la que él ni siquiera participó). Pues bien, esto hizo “hervir la cabeza” del ayudante de Pedro, Víctor Bernay, quien justo estaba en ese lugar y al ver semejante provocación se enojó durante unos pocos minutos. No sólo él, también un grupo numeroso de parciales albiazules amenazó con abalanzarse hacia el ómnibus que traía a los visitantes. Esto era el comienzo de una tarde agitada.
Sin recuerdo del 2 de abril. Se está por cumplir un año de la trágica inundación, pero la AFA no permitió que los equipos posen con una pancarta por las víctimas. Según se supo, también fue negada la bandera de UTEDyC y una de los profesionales de la Salud del Hospital de Niños Sor María Ludovica.
Patricio Loustau, el referí de estupenda labor, lució una camiseta color naranja. Su padre Juan Carlos, el popular “Pichi”, arbitró dos veces este clásico, en 1989 y 1991, y por supuesto lo siguió por TV con total orgullo y fe en las condiciones de su criado que es internacional a los 39 años.
En el relato de la TV, Jorge Barril dijo “Estudiantes le gana Gimnasia en su casa por 1 a 0”. Todo lo contrario, ya que Estudiantes fue más visitante que nunca al no contar con su gente. Los comentarios fueron de Oscar Martínez, y con un aporte especial del ex campeón del mundo en Argentina ‘78, Tarantini.
Cuando Mussis salió reemplazado en el minuto 65’, por su propia impotencia de no contribuir como soñaba con una alegría para su hinchada, camino al banco encontró una botellita de agua y le pegó un “puntinazo” de esas que descargan tensiones luego de tantas presiones que un jugador joven se banca hoy en día.
Sin los goleadores de ayer… Raramente, hoy no estuvieron en ambos planteles los goleadores del Torneo Inicial. Ni José Erick Correa ni Aguirregaray están disponibles para los DT por sendas lesiones que los aquejan hace un tiempo largo.
“¿Se le dará a Pellegrino en un clásico?”, preguntaba ansioso un hincha del León “disfrazado” de periodista. Desde que el hombre de estirpe velezana llegó al Club, no ganó ante el Lobo: dos empates y una derrota (en Mar del Plata dos veces y una vez en el Unico).
Un condimento extra en “el plato dominguero” es que si el León ganara este juego, saltaría a la punta compartiendo ese privilegio con Colón, al cabo de ocho jornadas.
Hablando de números, GELP ganó 45 veces en el historial, ELP 53 y llevan empatados 52 encuentros. Se trató el de hoy del Clásico 151 contando desde aquel 1-1 inicial en 1931.
City Bell fue el lugar que más Pinchas congregó. En el medio del hermoso predio, se ubicó una pantalla grande donde miles de hinchas se acercaron a despedir al plantel y luego se quedaron a verlo.
A último momento, Javier Mendoza se metió por Gustavo Bou, y esta sorpresa generó también otra “movida de piezas”, ya que Meza pasó de delantero y Mendoza al carril de volantes.
Aislados, en una tribuna de 10 butacas de ancho por 25 de alto, donde no caben más de cien personas, se amucharon los Pincharratas en 60 y 118. Eran dirigentes, que por supuesto estaban identificables por el 99 % del estadio. Cuando el equipo apareció en la entrada en calor, con Rulli a la cabeza, fueron a saludar a ese grupito ante la silbatina generalizada.