El caso Centurión

Mente insana, cuerpo insano…

Cuando en La Plata nos remitimos a la frase “mens sana incorpore sano”, de forma automática se lo relaciona a la figura del recordado cardiólogo René Favaloro y del club Gimnasia y Esgrima.

Cuando en La Plata nos remitimos a la frase “mens sana incorpore sano”, de forma automática se lo relaciona a la figura del recordado cardiólogo René Favaloro y del club Gimnasia y Esgrima. 

Desde sus inicios, esta institución pregonó la frase de que un deportista con mente sana, tendría, por inercia, un cuerpo sano. O bien, con la mente sana, cuidaría de su cuerpo. Esto es lo que no hacen algunos referentes del fútbol argentino, que lejos de cobijarse en las premisas del deporte, mantienen una vida agitada, siguiendo algunos vicios en los que suelen incurrir los seres humanos, como el tabaco y el alcohol. Esto es lo que le ocurrió una vez a Ricardo Centurión, quien en la mañana de ayer pasó con luz roja un semáforo en la localidad de Lanús, cerca de una escuela donde varios niños comenzaban la semana concurriendo a clases. 

El atacante de Racing fue demorado por un agente de tránsito, que luego tuvo que apelar a los refuerzos de la policía, ya que el protagonista del vergonzoso episodio se negó a someterse a la prueba de alcoholemia y visiblemente exitado por los efectos de la bebida, intentó sobornar a quienes le estaban labrando la infracción. 

Al jugador se le secuestró el vehículo y no quedó aprendido porque algunos de sus allegados se lo llevaron a tiempo, pese a no poder evitar que sea captado por los teléfonos celulares de los curiosos que presenciaron el episodio. 

Una más del jugador que el domingo había tenido que levantarse temprano para jugar en el turno de las 11 con Racing, y que el domingo no dejó pasar la ocasión para salir a “dispersarse”. 

Noticias Relacionadas