Nuestra Señora de Luján aprendió a multiplicar por dos

La institución de Tolosa participa en LISFI con dos combinados: a los que les llaman Luján “A” y Luján “B”. Están vecinos al club rugbístico Los Tilos. Y hacen grandes esfuerzos sociales para que a los niños no les falte la pelota y un lugar donde compartir con amigos

Contención. Eso es lo primero que destacamos de Nuestra Señora de Luján, que compone la dinastía de equipos tolosanos (que son muchos). Al lado del Club Los Tilos y muy cerquita de San Luis, dos instituciones fuertes que practican el rugby, la barriada tiene para darle a la “redonda” con esta gente que se organizó en 2004.

Alegría ante todo. Es lo segundo que palpamos en el corazón. Ya en las banderas se ven los apodos que tienen las categorías: la 2006 son “Los Tigres” y la 2007 son “Los Pesadillas”, por ejemplo. Y de los que están dando una mano al frente de los pibes, pocos se salvan de las gastadas: “Sapo Pepe” Gonzalía, “Chila” Yanacón, “Pesadilla” Poggio, “Chavo” Sánchez, y “El Chamaco” Acosta, quien fue un ex jugador de El Cruce, Cambaceres, Lenci y Montoro, tal cual enumeró.

Tranquilidad en los partidos. No están alterados si no se gana. Y lo sentimos a flor de piel en las palabras de su presidente Juan Herrera, que cuando lo vio algo preocupado a un delegado, lo frenó con una frase irónica: “¿¡Yyy…!? ¿Cuál es tu drama? ¿Perdiste el trabajo? ¿Se te enfermó alguien?”. Así van reeducando a un fútbol que cada vez tiene más gente preocupada por ganar.

A veces muy ruidosos. Sí, cuando hay ocasiones especiales (como en el año 2014 cuando llegaron a ascender a la Zona 1), un grupo de bombos y redoblantes copan la cancha. Todo gracias a que dos de los delegados, los hermanos Maximiliano y Brian Wrigth, son famosos por tocar en batucadas como les enseñara su papá, el recordado Miguel Writgh.

Proyectándose a más. Con dos canchas de siete, donde juegan Luján “A” y Luján “B”, el club se distingue de otros por un predio de amplias dimensiones que le alquilan a una familia. No es fácil conseguir los $7500 mensuales, pero todos los esfuerzos valen la pena cuando se trata de ayudar a los chicos. Además, a veces sobra un pesito y ahorran para obras, como la que están empezando ahora: un sector que se llamaría “La Matera”, donde se puedan reunir en un segundo piso para ver todos juntos los encuentros de ambas canchas, sin perderse detalle.

Pibes que hacen carrera. Ya se necesitan los dedos de las dos manos para mencionar la cantidad de pibes que dejaron la cancha de 7 y siguen en el fútbol en clubes grandes de AFA. Nos contaban que hay dos de la ’97, tres de la ’98, uno de la ’99 y uno de la 2000, desparramados entre Cambaceres (la mayoría) y Defensa y Justicia.

Una familia en el mismísimo predio. Una curiosidad es que en la entrada hay una casa, donde vive la hija del presi, Evangelina Herrera, y su marido Daniel Villarreal. Ambos tienen dos hijos hermosos, Thiago (que ya empieza a entrenar ¡siendo 2013!) y nena Azul (una hermosa que también entrena en el predio de 522 pero que al no tener fútbol femenino va a jugar a la pelota a Toronto City).

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