Se develó la incógnita al llegar al estadio: no están la Bruja ni el Brujo


Los hinchas y los familiares; la previa de las radios, con sus infaltables sorteos de camisetas, parrilladas y gustos afines del hincha; los puestos de choripanes; el infinito cordón policial en varias calles; los cánticos y los bocinazos; las historias y los historiales que se memorizan en los jardines del estadio; todos los condimentos, todos, en un partido de fútbol que pese a los cambios de la sociedad no modifica esa pizca de pasión que hacen a la máxima fiesta del deporte de nuestra ciudad.

A las 15.25 primero llegó el Lobo, con sus jugadores motivados por Pedro Troglio y Víctor Bernay. El DT respondió antes de entrar al vestuario la última pregunta sobre Estudiantes: “Se plantea igual, ellos están acostumbrados a jugar cada tres días, eso no lleva a un beneficio”.

A las 15.45 entró el plantel Pincha en un ómnibus que se movía mientras resonaban los instrumentos de percusión.

La intriga y la primera cuota de color grande en este clásico 153 estuvo dada en si llegaría o no junto a los jugadores el guía espiritual de los futbolistas y que acompaña al club desde la Libertadores de 2009.

Por esta razón, circuló la versión de que los dirigentes locales, con un recelo lógico por este tipo de ayudas, ordenaron reclamar DNI a toda aquella persona que no fuera jugador. Pero el famoso Manuel no pasó, no se hizo presente, y así desterraba la versión de que podrían impedirle su ingreso al vestuario visitante.

Además, tampoco está presente el emblema Juan Sebastián Verón, actual presidente, por encontrarse de viaje.

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