¿Se perdió dimensión de todo lo que se pone en juego?

Higuaín confesó que extraña mucho a su mujer y Ansaldi posteó fotos desnudo en un jacuzzi junto a su novia. Todo, a 11 días de jugar con Islandia. ¿Se cambió el paradigma o ya no importa tanto la Selección?

Lejos del aislamiento que experimentó la Selección argentina en la previa al Mundial de México ’86, donde los jugadores se internaron en la concentración con casi un mes de anticipación, los actuales representantes del fútbol nacional parecen estar viviendo una experiencia renovada a casi una semana del inicio de la Copa del Mundo. 

Antes de viajar a Barcelona y sin llegar a completar un entrenamiento  entero con el equipo nacional, Gonzalo Higuaín confesó que “le cuesta mucho” dejar a su mujer y su hija en Italia, donde vive hace algunos años, para venir a defender la camiseta de la Selección en la previa al Mundial. “A veces no se valora mucho el esfuerzo que uno hace”, comentó el delantero, apuntado por la críticas de los hinchas debido a los goles que erró en partidos decisivos como las tres finales contra Alemania y Chile. 

A esto se le sumó ayer el posteo que realizó Cristian Ansaldi. Un defensor que entró por la ventana a la lista de la Selección, y que desafió la críticas que despertó la decisión de Sampaoli de darles una jornada de descanso a los jugadores  mostrando fotos en el jacuzzi con su novia. ¿Hacia quién se apunta ese mensaje?

Si no se jugase el Mundial estos futbolistas estarían de vacaciones con sus respectivas novias o mujeres. Pero en estas circunstancias, las declaraciones y las exposiciones públicas a tan poco del inicio de una nueva Copa y con el la suceptibilidad de los hinchas a flor de piel luego de las tres finales perdidas asoma como una provocación a la pasión que despierta el fútbol en Argentina. 

¿Acaso se perdió dimensión de todo lo que se va a poner en juego a partir del 14 de junio?

Un Mundial se juega cada cuatro años, y solo un grupo selecto es capaz de formar parte de una Selección que buscará saldar una deuda deportiva y generar un poco de alegría en un pueblo castigado por las políticas económicas que anuncian el invierno más crudo de los últimos años. No hay espuma de jacuzzi ni despecho por la distancia que valga más que el orgullo de defender la celeste y blanca.  

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