Un vuelo sobrevendido y con aroma a caña de azúcar

Recorrida en el interior del AR 1476, que trasladó a Gimnasia hasta Tucumán

Enviados Especiales

Gustavo Alfaro  mira de reojo las luces de la puerta que indican la salida de emergencia. Fabián Rinaudo le pasa un mate a Lucas Licht, y Nicolás Ibáñez  mata la espera leyendo las páginas del diario Hoy. Todo se desarrolla con absoluta normalidad, hasta que el comandante anuncia el itinerario y pide atención a los movimientos de las azafatas…

El vuelo AR 1476 de Aerolíneas  Argentinas despega con veinte minutos de retraso, pero con la ilusión de todo un equipo a cuestas. 

“Lamentamos informarles que está sobrevendido, por lo que les pedimos colaboración para poder acomodar el equipaje de mano”, se escucha en altavoz. 

Esto no cambia el humor de los jugadores, que confían en poder realizar un buen partido ante Atlético. 

Tras una hora en el aire, y todavía a más de 8.000 metros de altura, la aeronave sufre algunas turbulencias, producto de fuertes ráfagas de viento que aparecen cruzando el cordón serrano de Córdoba. 

En los rostros de Luciano Perdomo y Alexis Martín Arias aparecen los primeros gestos de preocupación cuando hay que abrocharse los cinturones. Solo fue un aviso que rápidamente quedó en el olvido y le dio paso al fuerte olor a caña de azúcar, (una planta típica en esa zona del país), que anunciaba el arribo a territorio tucumano. 

En el aeropuerto Benjamín Matienzo de San Miguel de Tucumán aguardaban algunos hinchas, que formando una especie de fila india, siguieron a los jugadores hasta el hotel Catalinas Park. 

Allí pasó la noche Gimnasia, velando armas para dar otra gran batalla en el torneo local...