Beirut

Entre la crisis económica y el caos

Las autoridades libanesas continúan en la búsqueda de las más de 100 personas que siguen desaparecidas tras la impactante explosión del martes en el puerto.

Los equipos de rescate de Beirut siguen trabajando para encontrar a los sobrevivientes de la explosión que tuvo lugar el último martes en el puerto de la capital del Líbano, que
terminó con la vida de al menos 135 personas y dejó más de 5.000 heridos, según informó la Cruz Roja local.

Por el daño producido ante el estallido, unas 300.000 personas vieron cómo sus hogares yacían entre escombros y cristales en medio de una situación caótica, que se complementa con la crisis económica que atraviesa el territorio.

Líbano es un país importador por excelencia. La mayor parte de los alimentos son comprados a otras naciones, por eso la pérdida de todo el grano almacenado en el puerto es trascendental. Además, la destrucción de las instalaciones portuarias dificultarán el suministro de comida en el futuro cercano.

A esto se le suma la crisis económica que Líbano transitaba antes de la catástrofe. Actualmente, la tasa de desempleo alcan­za el 25%, y aproximadamente un tercio de los ciudadanos se encuentra por debajo de la línea de pobreza, siendo el peor momento del país desde el final de la guerra civil, en 1990.

Pese a las comparaciones con la bomba atómica de Hiroshima, especialistas de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido, estiman que la explosión fue el equivalente a un 10% del estallido nuclear.

De igual manera, fue suficiente para saturar el sistema sanitario libanés, cuya capacidad ya había sido limitada por la pandemia de coronavirus.

La cuarentena impuesta a mediados de marzo para disminuir la circulación del virus afectó incluso más la economía y obligó a muchos comerciantes a despedir personal.
Si bien el caos y las vidas perdidas por la explosión no pueden ser dejadas de lado, los libaneses se enfrentarán a una incógnita: ¿cómo levantar una ciudad destruida en plena crisis?

El día después

Michel Aoun, presidente del Líbano, afirmó que la detonación de 2.750 toneladas de nitrato de amonio fue la causa del estallido. Las investigaciones señalan que la explosión fue un acto de negligencia, motivo por el cual las autoridades anunciaron ayer el arresto domiciliario de los encargados
del depósito que contenía el compuesto.

Asimismo, el Consejo de Ministros ordenó acoger a las personas cuyos hogares fueron destruidos en escuelas u hoteles de la capital libanesa.

Al cierre de esta edición, Maruan Abboud, gobernador de la ciudad, aseguró que aún hay más de 100 desaparecidos.
Además de los tres días de luto, Aoun dispuso un fondo de emergencia por un total de 66 millones de dólares.

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