Alberto Ajaka: “El cine de autor pierde en reclusión”

La pandemia no detuvo al actor, que tras el suceso de Apache, la serie sobre Carlos Tévez, coprotagonizó El presidente, y ahora presenta una película de género histórica.

Este jueves llega a Cinear Los que vuelven, thriller de la realizadora Laura Casabé, en donde Alberto Ajaka tiene un rol clave. Sobre la película y otros proyectos dialogamos con el intérprete para conocer detalles de su presente.

—¿Qué estuviste viendo en cuarentena?

—He visto muchas series, como entretenimiento, cada tanto encuentro algo que me gusta particularmente, otras que me divierten y otras que las descarto. Vi la película Entre navajas y secretos, vi Betty, había visto Dirty John, está bárbara y la actriz es increíble, veo algún capítulo de Los Sopranos, veo Los Simpsons. He leído, he hecho un poco de música, los primeros meses vi noticias, ahora no sé nada, ahora volvió el fútbol y la NBA, yo jugué al básquet, así que también estoy con eso.

Hay algo del encierro que vuelve el fenómeno de películas y series que en un punto iguala todo. El cine de autor pierde en la reclusión, que es el encuentro ritual, por mi oficio, de hacedor de teatro, de verlo en la sala, contactarte, en el caso del cine local al menos el día del estreno a sala llena, sos receptor y dador de una atmósfera, de un clima, en el teatro es clarísimo y en el cine uno participa de un evento colectivo, En la casa se iguala todo, no es lo mismo David Cronenberg que un capítulo de la serie de Charlie Sheen, todo se aplana.

—¿Cómo te sentís siendo parte del fenómeno de las series online?

—Es un proceso que empieza hace tiempo con trabajos hechos para series que se vieron por televisión abierta en combinación con TNT, Signos, El lobista, e incluso antes con producciones INCAA, donde estuve en La casa, de Diego Lerman, Cromo, de Lucía y Nicolás Puenzo, Las 13 esposas de Wilson Fernández, de Gastón Portal, que se repuso en la TV Pública, con un tiempo de realización distinto, con una producción similar a la elaboración del cine, y empata tanto, que había películas argentinas que se hacían en tres semanas, y eso era el promedio de realización de cada episodio de Apache, por ejemplo.

—¿Qué pasa cuando te encontrás con una directora como Laura Casabé con su propuesta?

—De movida una cosa que estuvo buenísima fue aplicarme un bigotazo, que no es algo frecuente en nuestra industria audiovisual, no estamos acostumbrados al disfraz, tal vez afuera podés estar tres meses dejándotelo crecer, pero acá no era el caso, porque además compartís tiempo y combinas participaciones porque no podés, ni siquiera en un protagonismo absoluto, cerrarte sólo a un trabajo.

Laura fue muy valiente, hablamos eso del bigote, ella se animó y es un pequeño signo de valentía, que muchas veces los directores escapan a eso, dándole un carácter y una impronta al personaje desde ya, y fue un tema permanente el bigote, por la humedad en la selva, picaba, eso te monta de una manera en la acción. Ensayamos bastante, la voluntad e insistencia del realizador te contagia, te tiñe, como en este caso, porque pocas veces se plantea eso. Escuché mucho, dialogamos cambios del guion, ella es una persona muy generosa para escuchar y cotejar y luego tomar decisiones.

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