ENTREVISTA

Alexandre Koberidze cuenta detalles de su película

Su filme fue parte de la programación del último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde obtuvo el Premio Astor Piazzolla Especial del Jurado de la Competencia Internacional.

El segundo largometraje del realizador georgiano Alexandre Koberidze, ¿Qué vemos cuando miramos al cielo?, tiene en su ADN a la Argentina. Indescriptible, pero de una belleza hipnótica, la propuesta recupera la “magia” para contar cómo, tras un primer encuentro entre un hombre y una mujer, esa atracción no continuará porque un “hechizo” caerá sobre uno de ellos. Diario Hoy dialogó con el realizador para conocer detalles de la película que desde hoy se puede ver en MUBI.

—¿Cómo surgió la idea de la ­película?

—Estaba escribiendo una historia “médica” y leí muchas historias de hadas. Me surgían muchas ideas, muchas mágicas y creo que eso pasó por leer muchas historias así durante más tiempo. Escribí en una libreta ideas y de ellas solo cambié algunas cosas en el guión, pero así surgió.

—Justamente, sobre esto último, ¿cómo es que linkeaste con el fútbol en la propuesta? ¿Sos un fanático?

—No creo que sea tan fanático como lo son en Argentina o en Barcelona, por ejemplo, pero aprendí mucho de cómo hacer cine desde el fútbol. Cuando seguís, por ejemplo, el fútbol, te preguntas cómo 22 jugadores están en la cancha, pero en realidad están solos en ella, es algo mágico. Y algo que no entenderé es esa soledad, con miles de fanáticos alrededor. Hay algo de la mitología del héroe ahí. En el caso de Messi fue su búsqueda para conseguir un premio con la selección de su país; venía perdiendo y perdiendo, pero cuando ganó la Copa América se sintió aún más grande el triunfo. Toda su carrera había sido perder, perder y perder con la Selección y es interesante ver qué le pasaba a él, con ese sentimiento de soledad y pérdida.

—Hablás de Messi, capitán, solo en la cancha... El director de una ­película siente un poco esa soledad, ¿te sentís un poco como Messi cuando filmás?

—No, podría pero no. Creo que la comparación que haces tiene sentido y no solo para el director; tiene que ver con que estás haciendo algo y estás solo. No pasa todo el tiempo, pero puedes ver, hacer, decir, algo en ese momento.

—Por momentos la película mezcla ficción y realidad, ¿cómo incorporaste esto en el filme?

—Creo que siempre están las ­preguntas sobre cuándo empieza una cosa o la otra, no tengo una ­respuesta.

—¿Cómo fue el casting?

—Cuando escribí el guion, supe que algunos iban a estar, como el protagonista. Al resto, mientras se armaba todo, abría bien los ojos y si iba a tomar una cerveza o al cine, miraba para ver a quién podía sumar. No hice casting, me parecen complicados; por eso si elegía a alguien, me reunía con esa persona y charlaba.

—¿Filmaste en pandemia?

—No, antes.

—¿Ensayaron mucho antes de ­filmar?

—Un poco, no mucho. En algunos casos me reuní con los actores, pero no para ensayar, porque me pongo nervioso. Así que preferí verlos en el set. Claro que hablamos mucho para entendernos, pero en una manera coloquial, no como en los ensayos.

—¿Qué podés adelantar de tu próximo proyecto?

—Que será una road movie. Mi padre será el protagonista y será un personaje que viajará por Georgia buscando a su hija perdida, junto a un amigo invisible, del que solo conoceremos su voz.

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