entrevista
Alison Murray: “Dado el éxito de Argentina, 1985, es un lindo acompañamiento mi película”
Una carta de amor a Buenos Aires, al tango y a mantener viva la memoria son sólo algunos puntos a destacar de su propuesta.
La realizadora Alison Murray presenta en el marco del Tango BA Festival Mundial 2023 su película Ariel, protagonizada por Eleonora Wexler y Raphael Grosz-Harvey, entre otros. Narrando el reencuentro de un hombre perdido con su tierra y orígenes, quisimos saber más de la propuesta, que se verá mañana a las 21 en el Cultural San Martín y el miércoles a las 17 en el Museo del Cine (ambos de CABA), y hablamos con Murray.
—¿Cómo te sentís con que finalmente la película llegue a las salas de Argentina?
—Bueno, estoy muy feliz que finalmente vamos a estrenar esta película en Buenos Aires porque realmente el proyecto fue como una carta de amor a Buenos Aires y al tango, entre otros temas, además que se verá en el Festival Mundial de Tango y es un lujo.
—Decís algo clave que tiene que ver con esta carta de amor a Buenos Aires. Vemos un Buenos Aires que muchas veces no lo muestra el cine, recorriendo lugares específicos, y el tango obviamente como tema subyacente... pero la película habla de temas importantes y es interesante revisarlos, más en este momento en Argentina. ¿Cómo se te ocurrió cruzar el tango y esta revisión del pasado también?
—Creo que tenía dos películas adentro mío, dos guiones adentro mío, y se terminaron mezclando, un poco sobre la historia más política para decir. Creo que empezó hace muchísimos años cuando yo estaba embarazada de mi primera hija, que recién cumplió 15 años, leí el libro La doctrina del shock de un autora canadiense, Naomi Klein, y yo sabía un poco de lo que había pasado en Argentina y en otros países de América Latina, pero no tanto cómo estaban involucrados las empresas multinacionales como Ford, y me dio escalofríos. Como yo estaba embarazada, pensaba: “Wow, si yo vivía en esa época”. Porque yo estaba ya viviendo cerca de La Plata, en Gonnet, ¿qué sería de mí?, ¿qué podría pasar? Y entonces quedé dando vueltas, dando vueltas, y después empecé un guion sobre el tango, pero volvió también este impulso de ayudar a que llegue a este mensaje al resto del mundo, porque lamentablemente todavía no es muy conocido aquí en Canadá o Estados Unidos lo que sucedió y cómo estaba involucrado el gobierno de Estados Unidos, estaba involucrada la empresa de Ford, por ejemplo, que ya por los juicios que pasaron sabemos que todo salió a luz del día, pero bueno. Quería ver si podía combinar las dos temáticas para que sea no tan amargo tomar la historia política y al mismo tiempo compartir mi amor por el tango y todo lo que me dio a mí, Buenos Aires y el tango, juntos en la misma historia.
—Que se estrene justamente en los 40 años de la democracia, ¿es importante para vos?
—En realidad tenía ganas de terminarla mucho antes pero fue una lucha, tuvimos la pandemia en el medio porque arrancamos filmando al principio de 2020 y tuvimos que parar un año y medio, después retomar. Lo bueno que salió de esta situación es que justamente este año de este aniversario de 40 años es cuando estamos estrenando y también, dado el éxito de Argentina, 1985, de Santiago Mitre, es como que, bueno, es un lindo acompañamiento que mi película sigue la historia como 15 años después de lo que cuenta él en su film.
—¿Revisaste alguna película asociada a la Dictadura en particular?
—Sí, vi algunas cosas, como La historia oficial, y Desaparecido, que no sé si recordás que hacia el final hay una reunión entre el padre del pibe de Estados Unidos con el embajador de Estados Unidos en Chile y el embajador dice algo como: “Y bueno, ¿qué querés? Este es el precio del estilo de vida nuestro”. Y con esto me animé a escribir algo un poco en esta dirección en el guión mío también; así que sí, definitivamente tomé inspiración.
—¿Cuáles fueron tus desafíos? Si bien vos hablás perfecto castellano, pero cómo es también dirigir a gente en otro idioma, mezclar inglés, castellano ¿Cómo fue un poco el rodaje?
—Esta parte realmente no fue nada problemática porque yo me casé con un argentino hace muchos años atrás y tenemos dos hijas biculturales, entonces en la casa ya estamos todo el tiempo hablando una mezcla de inglés y castellano. En realidad no era ningún desafío, más que una placentera experiencia.