Andrés Guerberoff explora la realidad de los inmigrantes

La ópera prima del realizador, que llega al cine Gaumont, al CCK, al Centro Cultural San Martín de la ciudad de Buenos Aires y a Cinear, tiene como protagonista a un inmigrante senegalés.

Borom Taxi marca el debut en la dirección de Andés Guerberoff, y tiene a Mountakha, un inmigrante de Senegal que sobrevive con changas y vendiendo en las calles de Buenos Aires, como protagonista. Para saber más detalles de esta película dialogamos con el director, que presentó por primera vez la cinta en en el festival Visions du Réel.

—¿Cómo surge la idea del proyecto?

—Hace algunos años estaba escribiendo una película que no era particularmente sobre migrantes africanos. Aunque en un momento dado se narraba un pequeño incidente, que se abría tangencial y protagonizado por dos vendedores ambulantes con maletines iguales. La parte de los africanos, así la llamábamos. Una especie de gesto de comedia entremezclado con una problemática social. La africana era una inmigración relativamente reciente en Buenos Aires en ese momento y me daba ganas de in­vestigar. Pasó un tiempo hasta que conseguimos algo de dinero, y como no era mucho, nos pareció que podía ser una buena idea empezar filmando esa tangente. Con la propuesta de un proyecto en común me acerqué al tema para buscar al elenco y las locaciones, y fue en­tonces cuando todo tomó un curso completamente inesperado. Conocí a un grupo de migrantes que me despertaron un interés muy particular, y que además estaban dispuestos a embarcarse en la aventura. Pensé que podía valer la pena retratar sus rostros y el entorno tan especial que habían construido. Todo respiraba un aire fugaz, que mientras lo observaba daba la sensación de desvanecerse. Me di cuenta de que quería pasar más tiempo con ellos, que la fascinación y el desconcierto que me despertaban no iba a agotarse pronto, y que no necesitaba más que eso para que fuera apareciendo la película. Tal vez algo de la emoción que me producía conocer esa ciudad paralela y oculta, como en el interior de la ciudad que ya conocía, podía llegar a plasmarse en la pantalla, y así en cierta forma podría compartir la experiencia.

LA RUEDA DE LA FORTUNA Y LA FANTASÍA

Con una estructura episódica, en donde los personajes protagónicos utilizan la palabra, cada vez menos valorada en el cine, como vehículo para transmitir emociones y sensaciones frente a los encuentros que el guion les propone, se presenta este filme japonés.

Ryusuke Hamaguchi, reciente ganador del premio Óscar a la mejor película extranjera por Drive my car, desarrolla una magnética y poética propuesta en donde la imprevisibilidad del accionar de sus personajes genera más empatía para seguir sus pasos, mientras las coincidencias, de la fortuna y la fantasía, los abrazan.

Noticias Relacionadas