Andreu Buenafuente y Berto Romero cuentan detalles de Nadie sabe nada

La dupla ha estado recientemente en Argentina grabando especiales de su exitoso show y se sorprendió por la gran cantidad de fanáticos y seguidores que tiene aquí.

Nadie sabe nada, conducido por Andreu Buenafuente y Berto Rome­ro, es un exitoso formato de improvisación y humor, uno de los programas de radio y podcasts más escuchados de España. Con nueve temporadas a sus espaldas, evoluciona para convertirse en show televisivo como Max Original, con estreno semanal de episodios en la plataforma HBO Max. Además, recientemente estuvieron en Buenos Aires grabando algunos especiales y por eso hablamos con ellos.

—¿Cuál es el secreto del programa?

—Berto Romero: Que nos la pasamos bien, que nos hacemos risa mutuamente, no tenemos la ambición sana y juvenil de “vamos a hacer un producto”, porque los dos tenemos unas carreras sólidas. Pero el territorio común es de ambición, algo que no podríamos siquiera disimular si nos aburriera esto, y el resultado de la diversión mutua es la base.

—Andreu Buenafuente: Creo que hemos dado con un artefacto muy adecuado para ambos, la relación que se ha construido es muy libre, se nutre de novedades. Es un programa que rechaza cuando quieres darle forma y eso para dos personas con carreras largas, sintiendo que hemos hecho todo, nos da nervio y excitación; el público ve cómo lo disfrutamos y cuando no, que casi no remata gol y no entra, es riesgo y satisfacción, un formato sencillo casi indestructible que puede durar mientras nos sigamos llevando bien.

—El riesgo es clave, porque si bien lo pasan bien, saltaron de YouTube a HBO, se van transformando. ¿Cómo dialogan con esos cambios y paradigmas?

—AB: Todo es a favor de la obra, y estando en Argentina me preguntaba: ¿cómo no me iba a emocionar? Si yo empecé en una pequeña radio local, cuya cobertura era de una población de 50.000 habitantes, luego pasé a España y ahora América. Todos los elementos que jueguen para difundir el trabajo los vamos integrando, quizás hemos sido más modernos de lo que pensamos, porque fuimos dos veteranos que nos asociamos con YouTube. Todo es buen territorio para la difusión y HBO ahora nos da un trampolín inédito para un podcast, que siempre tiene cierta modestia, género malentendido menor; pero ahora la plataforma piensa en un podcast televisado para todo el mundo, dando continuidad a pequeñas apuestas y esto es la cuadratura de todo, radio, podcast y streaming.

—¿La idea es continuar viajando para el ­programa?

—BR: Yo creo que sí, está relacionado con lo anterior y todo lo que estamos hablando en cuanto al formato. Creo que el crecimiento del formato viene dado por su propias características. Le digo a Andreu que Nadie sabe nada es un formato tan sencillo, tan blindado que puede sobrevivir de muchas maneras y en cualquier ambiente. Lo hemos hecho de muchas maneras, solo radio, épocas que se emitía con cámaras muy rígidas desde el plató de radio, en un teatro, en casa, en pandemia, y podemos hacer lo que queremos con él mientras no traicionemos su filosofía. Es un podcast conversacional de dos amigos y no podemos preparar cosas, porque mata la libertad y la frescura que tiene, pero sí caben los viajes, para conocer nuestra comunidad; creo que sí podemos seguir haciéndolo y sumando ideas locas, como hacerlo desde un barco o un tren en marcha.

—AB: Además aprovechando la lengua común, porque da envidia ver la lengua inglesa que es lengua e industria común, así que aprovecharemos esto para poder hacer un programa transnacional en una misma lengua.

—BR: Nosotros con Nadie sabe nada hemos creado una comunidad en América Latina, no es que preparamos de forma intencionada un formato para ir allí, porque siempre a la comedia le cuesta mucho viajar, hasta cuesta del país de al lado, imagínate desde un continente diferente.

–AB: Lo de aprovechar y hacer camino en una industria global o hacer programas para América es una cuestión de la industria, no de los artistas. Es una asignatura pendiente, a mí me gustaría ver más programas de Argentina en España, sin prejuicios, problemas de acento o territorio común, y así felicito a HBO por animarse a este proyecto y ojalá se sumen muchos más.

Argentina, una asignatura que tenían pendiente

El Picadero, teatro de la ciudad de Buenos Aires, se convirtió por unos días en el escenario de Nadie sabe nada. Los conductores recuerdan su paso.

—¿Qué hicieron en su paso por Argentina, porque ahora el país es un caos?

—Berto Romero: Niego la acusación, era un desastre cuando pusimos un pie al bajar del avión y nos advirtieron: “Llegan en el peor momento”. Incluso el conductor que nos llevó al hotel nos preguntó: “¿Cuándo se marchan?”, como preparándonos. Y cuando veía el horror con el que reaccionábamos diciendo: “Bue­no, nos vamos antes”, nos aclaró: “Tranquilo, esto es sistémico, no pasa nada”.

—Andreu Buenafuente: Un amigo incluso nos llegó a decir: “Lllegan en el punto, incluso, de una revolución social”, y yo le dije: “Hombre, ¿no podrías esperar hasta el martes? Porque nos vamos el lunes”. Esta variedad poliédrica de Argentina, de que está todo mal y nos reímos todos juntos en un teatro, me parecía una cierta esperanza todavía.

—¿Cómo fue para ustedes grabar estos especiales que se ven en HBO Max?

—BR: Yo confieso que me he enamorado un poco, no esperaba que me diera el “argentinazo” tan fuerte, me ha dado un “argentinazo”, me sentí muy cómodo, me ví ahí, pienso que podría pasarme una temporada larga allí, me gusta la gente, el sentido de humor que tienen, la auto ironía, lo disfruté muchísimo.

—AB: Con riesgo de quedar un poco de “promoción”, pero saben los que me siguen que mi vínculo con el país es muy fuerte. Mi maestro de radio era argentino y tenía pendiente comprobar si realmente podíamos conectar; y hacer el check-in ahí ha sido emocionalmente muy bonito y aún estamos con Berto digiriendo todo lo que vivimos.

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