Arrogante rock: las conversaciones entre Babasónicos y Roque Casciero
En diálogo con este medio, el autor del libro sobre la inquieta y misteriosa banda se refirió al relanzamiento de esta obra literaria, en la que repasa la intimidad del grupo
Oriundo de Junín, Roque Casciero es periodista y autor de Arrogante rock, el libro que analiza la preciada intimidad y el misterioso mundo de Babasónicos, la banda osada e innovadora que lleva más de 25 años sobre los escenarios. Al respecto, el escritor hizo una primera aproximación a su obra y afirmó que “no se trata de una biografía, sino de un libro de conversaciones”.
Esta producción basada en el formato de preguntas y respuestas tuvo su primera edición en 2007. Meses después, y a causa de una larga enfermedad, falleció el bajista Gabriel “Gabo” Manelli, uno de los miembros originales de Babasónicos. Es por este motivo que, en primera instancia, el libro no tuvo la difusión necesaria dado el pésimo momento que transitaban los músicos.
Años más tarde, Roque y los integrantes del grupo trabajaron arduamente en lo que fue la actualización de Arrogante rock, sumándole una intensa exploración por la última década del conjunto. Para la nueva entrega contaron con un prólogo de Fabián Casas y la edición fotográfica a cargo del platense Martín Bonetto, quien también realizó un libro sobre su trabajo con Babasónicos.
Durante una charla con diario Hoy,Casciero habló sobre su trabajo en esta edición que permite conocer a una de las bandas más influyentes del rock nacional.
—Tras la publicación en 2007, volvieron con una edición renovada de Arrogante rock, ¿cómo fue ese recorrido?
—La primera edición no tuvo mucha suerte. No llegó a todas las librerías ni circuló por el interior y además murió Gabo. Antes del aniversario de los 25 años de la banda, propuse relanzar el libro con la década que faltaba. A ellos les gustó la idea, aún sabiendo que les preguntaría cosas de las cuales no querrían hablar y que luego se harían públicas.
—Los miembros de Babasónicos cuidan su intimidad como un preciado tesoro, ¿qué podés contarnos sobre esas conversaciones?
—Conmigo tienen una relación entrañable, pero sí creo que a veces son entrevistados difíciles. Este no fue el caso, porque todas las veces que hicimos notas obtuvimos buenos resultados. Así llegamos al libro con la confianza de que todo iba a estar bien. Ellos sabían que me iba a preparar para hacer las entrevistas de una forma especial, porque conozco sus discos y las canciones.
Al aceptar hacer el libro, ellos se abrieron a ciertas temáticas que por ahí no exponen en una nota. Sucedió que Adrián (Dárgelos) no quiso hablar sobre drogas y luego hizo una tapa de la revista THC. Sin embargo, sé que le pone muchos peros a las palabras de un libro porque es un gran lector, todo el tiempo está con novelas de miles de páginas.
—En este sentido, ¿cómo abordaste la muerte de Gabo?
—Ellos perdieron a un amigo y a un engranaje fundamental dentro de Babasónicos. Gabo era un compositor especial, diferente al resto, lo que le daba un valor mayor a sus obras. También se ocupaba de la edición de los álbumes, la sincronización entre las secuencias y lo grabado analógicamente.
Los músicos hablaron, lo cual me sorprendió, porque admitieron que quedaron a la deriva y estaban muy dolidos. Con una gran creatividad, debieron reconfigurarse como banda y no se detienen.
—En una entrevista afirmaste: “Si le preguntás una boludez a Adrián podés pasarla mal”. ¿Por qué dijiste eso?
—Algunos colegas me contaron que a veces, cuando no le gustaba la enunciación de alguna pregunta, los mataba. Él está muy involucrado con sus creaciones y con los tiempos, entonces ante ciertas cosas puede ser complicado. De hecho, en el libro él comentó que casi no hacen televisión porque ellos buscan otras cosas, les interesan más las notas por escrito.
—A la hora de escuchar las críticas, ¿los rockeros son más difíciles que los políticos?
—Con Babasónicos me corrí del lado crítico, pero fue por una cuestión de amistad y cercanía. No sería justo por la relación que tenemos, lo mismo me sucede con Los Pericos. De igual forma, para mí, la crítica tiene un gran valor y solo me corrí en una circunstancia así. En general a los músicos no les gusta el juicio de valor, y tienen cierta razón porque ellos hacen las obras y nosotros miramos desde afuera. Siempre depende de la buena o mala leche que se tenga al emitirlas.