entrevista exclusiva

Carla Simón: “Se pueden hacer muchas cosas con el cine porque es muy libre”

Alcarrás fue ganadora del Oso de Oro en la Berlinale de 2022 y elegida por España para representar al país en los Premios Óscar 2023 como Mejor Película Internacional.

Este jueves llegará a los cines de la Argentina y en breve a MUBI la película Alcarrás, de la realizadora Carla Simón. La laureada película cuenta cómo una familia, pese a todo, intentará cumplir con una tarea que viene haciendo hace tiempo. La trama gira alrededor de la intención de instalar placas solares en una parcela ocupada por árboles de melocotón, cultivados durante generaciones. Para saber más detalles de la propuesta, segundo largometraje de la directora, diario Hoy dialogó con Simón.

—¿Cómo es que filmás tan hermoso todo?

—Pues no sé, es una pregunta muy difícil. No sé, para mí un poco mi filosofía es intentar estar cerca de los personajes y de sus emociones. Y yo creo que esto ayuda un poco a que la gente también sienta como esta calidez humana que intento buscar en mis películas.

—Y esto, más allá que relatás historias en algunos casos muy dolorosas, que nos llegan muy de cerca, y uno lo que ve visualmente es muy lindo, ¿es algo que vos buscás más allá del trabajo particular que hacés con los actores y con la cámara?

—¿Cómo? ¿Si busco belleza, dices?

—Sí, si hay una búsqueda particular en vos cuando ponés el ojo al filmar

—Para mí es eso, lo importante más allá de la belleza, como esa cosa de acompañar a nuestros personajes emocionalmente y eso conlleva intentar encontrar como la distancia justa entre la cámara y los personajes, que es algo muy complejo, porque si te acercás mucho es un poco intrusivo, si te alejás es frío. Entonces, digamos que para mí es muy importante que la cámara esté siempre como acariciando un poco a los personajes. Y eso tiene que ver con el pulso, con cómo se filma, cómo se relacionan las cosas dentro del plano. Evidentemente, luego también tiene que ver con quién filmás y el casting, y que los rostros de aquella gente que filmamos sean realmente magnéticos para que den lo que necesito.

—¿Hacés algún trabajo en particular con los intérpretes más jóvenes, con los niños, para que se muestre tan verdadero lo que transmiten en la pantalla?

—Sí. En realidad, con los niños y con los adultos. En el caso de Alcarrás, como todos son actores no profesionales, y gente de la zona, el trabajo fue muy parecido. Entonces lo que hacemos es intentar crear la intimidad que se necesita antes de llegar al rodaje. Y en ese caso todos ellos necesitaban parecer una familia, entonces teníamos que crear esta familia de verdad. Yo alquilé una casa en la zona de Lleida, donde se rodó la peli, y ellos venían todas las tardes, los fines de semana y pasamos mucho tiempo juntos durante cuatro meses. Era una manera de improvisar momentos que podrían haber pasado antes de la historia que cuenta Alcarrás. Fue como una especie de precuela. Trabajamos el hecho de que se murió el propietario, que era muy amigo del abuelo, que el abuelo estaba muy triste por su muerte, luego tenían que ir a juicio porque el hijo quería poner placas solares. Como todo eso lo fuimos construyendo, y más allá de eso también construimos mucho sus relaciones. Con pequeñas improvisaciones, trabajamos mucho. No venían todos juntos, venían en relación a las relaciones de la peli. Pues un día el abuelo y la nieta, otro día el padre y el hijo, otro día solo los niños. Con los niños trabajamos mucho el hecho de que construyeron una cabaña en la casa donde ellos estaban, y ese era su sitio de juego y le damos mucha importancia. A lo mejor no era el coche, pero era como intentar construir cosas que pudieran. Era una especie de memoria compartida entre todos para llegar al rodaje y que ya hubieran vivido todas esas cosas que podrían haber pasado antes de esta historia.

—El cine para vos es un lugar de resistencia, digo, en tiempos en donde las plataformas por ahí nos sacuden con mensajes muy homogéneos. Vos, por ejemplo, trabajás en tu lengua original, no solo en los títulos, sino también en las películas y hoy no es tan frecuente. ¿Lo ves como un lugar en donde se puede hacer resistencia y mantener viva la cultura y la identidad?

—Sí, sin duda. Se pueden hacer muchas cosas con el cine porque es muy libre y para mí es muy importante que sigamos ahí y que sigamos contando las cosas que para nosotros tienen importancia. El cine es cultura, entonces es una manera también como de dar a conocer cosas que no conocerías de otra manera. Yo conozco mucho de ciertos países en los que no estuve nunca, pero los conozco a través del cine y conocés pues qué les pasa ahí, su lengua, lo que sea, gracias a las películas. Para mí, ahora mismo, hacer cine es una manera de ser resistente o de estar en la resistencia al menos este tipo de cine, porque hay muchos tipos de cine, es más independiente, que es casi como una manera de hacer cine artesanal, pues va muy en contra de muchas cosas que pasan hoy en día. Para empezar, necesita tiempo y mucha paciencia, que son cosas que hoy no se usan mucho. Entonces, esa cosa como dedicarle mucho tiempo de cocción lenta, de ir preparando todos los procesos poco a poco, es algo que cada vez desafortunadamente es menos frecuente. En ese sentido, sí, es resistencia.

—Y, además, en tus películas hay un tiempo distinto a lo que estamos acostumbrados a recibir en la pantalla…

—Sí, Verano de 1993 me parece que es una película como que va más lenta, pero Alcarrás siempre me pareció casi una película de acción porque yo siento que pasan muchas cosas, y bastante rápido.

Dirigir siendo mujer: pros y contras en el nuevo paradigma

Carla Simón reflexionó con diario Hoy sobre el hecho de dirigir en una industria audiovisual donde, pese a algunos cambios, pocas mujeres pueden acceder a una segunda película.

—Hay algo clave que vos decís que tiene que ver con que a una primera película por ahí se pueda acceder. La segunda ya es más difícil y también lo es para una realizadora mujer. ¿Por qué creés que sigue siendo así?

—Yo creo que esto va cambiando poco a poco y las mujeres tenemos más oportunidades de consolidar nuestras carreras, que es algo con lo que tenemos que estar pendientes y luchar ahora, pero sí que es verdad que eso pasa por muchos motivos. Claramente una necesidad de reparar esto que históricamente ha estado mal. Luego también tiene que ver con las maternidades, que muchas veces nos hacen ir más lentas con ciertas cosas. Con quién produce y quién da esa confianza y esas oportunidades. Yo creo que esto está cambiando porque cada vez también hay más productoras mujeres que puedan hacer eso.

—Y en tu caso particular, con tu maternidad, hace poco en una charla que dio la directora Ana Katz, que seguramente conocés, ella decía que en sus primeras películas y en relación a ella, como madre por ejemplo, no se animaba a decir: “Bueno, tengo que salir a darle el pecho a mi hijo”. Y ya en las últimas hasta los hijos son parte del set y eso la ayuda a ella para trabajar. ¿Esto es una licencia que vos te permitís?

—Yo creo que vivimos en un momento muy contradictorio con el tema de la maternidad, porque hay esa cosa como de debemos dar el pecho, hacer como esas crianzas intensivas y tal pero hay que seguir trabajando como hacía la generación de nuestras madres. Ya nuestras madres seguían trabajando, pero daban el biberón muchas veces y tenían niñeras, ahora tener canguros y dar el biberón no está bien visto. Entonces, claro, hay algo ahí como que es como entonces lo queremos todo. Debemos trabajar y criar intensamente. Para mí, la única manera de hacer eso, con lo que estoy de acuerdo, si se puede, es llevando a los niños a todos sitios. Pero pasa que el mundo no está muy preparado para eso aún.

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