Catalina Dlugi: “Cada tanto tomo decisiones drásticas en la vida”

La periodista cambió 25 años en la pantalla chica para seguir su pasión y sus propios proyectos en la radio. Contenta con su presente, habló de cine, teatro y de sí misma

Apta para todo público, para toda la familia y todos los gustos. Una película más o menos, y otra un poquito mejor. Durante 25 años, Catalina Dlugi presentó así los estrenos de cine de la semana por la pantalla más caliente de la Argentina, y siempre quedó bien con Dios y con el diablo. En una charla con diario Hoy, se definió como una mujer simple, tranquila, con una vida muy corriente, sin ningún secreto por develar. “No sé, ¿qué esperabas?”, se preguntó, escapando, como en toda su carrera, al escándalo y las polémicas del mundo del espectáculo.

El año pasado dejó la televisión y encaró proyectos propios frente al micrófono del éter. “No soy nostálgica. Cada tanto tomo decisiones drásticas en la vida, que para afuera pueden parecer abruptas, pero para mí no tanto”, dijo, y contó que alguna vez abandonó el periodismo escrito para lanzar su carrera televisiva. Ahora, en esta nueva etapa, se la escucha contenta, al frente de Agarrate 

Catalina, como columnista en La boca del lobo, y en su programa radial 3 por 1. El formato cambió, pero ella no. Sigue hablando sobre cine, teatro y lo que ella define como la “intensa actividad cultural” de Buenos Aires. 

—¿Te costó dejar tu trabajo en televisión?

—No, porque no fue una decisión apresurada, aunque la gente creyera que sí. Lo que pasó es que un día comuniqué que me iba y ya está. Pensé que ya era suficiente y me dije a mí misma: Necesito un cambio de aire. La verdad que me gustó haberlo hecho, estoy contenta.

—Entrevistaste a los artistas más importantes del mundo, ¿alguno te sorprendió?

—Cuando conocí a Arnold Schwarzenegger me decepcioné. Estaba muy metido en su mundo, como en una burbuja. Pero años después lo volví a entrevistar y estuvo muy amable y cariñoso. En general, son tiempos muy cortos los que tuve para intercambiar con artistas como Brad Pitt, Robert Downey Jr. o Martin Scorsese, y el desafío es sacarles algo más que la promoción de una película. Tratar de que se vean más humanos, no lejanas estrellas de Hollywood.

—Te especializaste en cine y teatro. ¿Cuál es el nivel real de la producción cultural argentina?

—En teatro, la oferta que hay en  Buenos Aires no la tiene ninguna parte del mundo. Si sumás lo que sucede en calle Corrientes, más el under porteño, podés ir a ver dos espectáculos por día, cada día, y no terminás nunca de ver toda la actividad artística que hay. Es impresionante, mucha gente trabaja a pulmón, en cooperativas, pero siempre haciendo cosas de mucha calidad. Sugar, por ejemplo, no tiene nada que envidiarle a las comedias musicales de EE. UU., con todo su poderío económico y sus producciones deslumbrantes. Además, hay público para todo y muchas personas ávidas por consumir cultura. 

—¿Trabajarías en Intrusos o en algún otro programa de chimentos sobre la farándula?

—Podría hacerlo, pero no me quiero especializar en eso. Ojo, que yo estudié para hablar de cine con propiedad, pero también hice cosas muy populares. Me gusta estar con las figuras, no hago distinción ni creo que estoy un escaloncito por encima de nadie. Aquí solo existe la pasión por el trabajo y la seguridad de hablar sabiendo. 

A Catalina le apasiona el cine y el teatro, pero no actuaría, porque “eso sería otra vocación”. Le molestan las cosas de mala calidad y moverse en ambientes de mucha falsedad donde predomina el poder del dinero. Así como le desagrada la gente que “no se la juega”, es feliz con el trabajo bien hecho, “con talento y honestidad”. “Me enoja ver basura, pero veo todo, lo bueno, lo malo y lo horrible, todo”, dijo, contundente. 

Con menos vigor se despidió, pidiendo que quedara “bien claro” que no tendría problemas en trabajar en Intrusos o en cualquier otro lugar. Catalina es apta para todo público. Prefiere evitar la polémica y quedar bien con Dios y con el diablo. 

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