ENTREVISTA
“Cuando estoy en radio o en un set de filmación es como si el mundo se detuviera”
En diálogo con Hoy, Hernán Moyano profundizó sobre la llegada de la película El camino eterno a los cines.
En el contexto del estreno de El camino eterno, el cineasta platense Hernán Moyano dialogó con este multimedio sobre la llegada de la producción al cine Gaumont. La cita obligada será el 7 de abril y será emitida en funciones diarias en la Sala 1 del espacio porteño ubicado en Avenida Rivadavia 1635. Vale mencionar que se trata de una versión adaptada del filme realizado en formato fulldome que fue estrenada en el Planetario de la Universidad Nacional de La Plata.
—¿Qué sensaciones te rodean ante este hecho?
—Siempre el estreno de una película es un hecho significativo porque habla de la concreción de un camino recorrido. Para mí siempre el camino fue más importante que la situación del estreno porque durante el recorrido uno aprende y se enfrenta con nuevos desafíos. Sin embargo, lograr un estreno comercial en salas, y más en época de pandemia, es un hecho inédito que hay que festejar. Estos días son más que nada para dejar que la película hable por sí sola y que la gente pueda disfrutarla. Espero poder estrenarla pronto en La Plata para que el público local también pueda acercarse a la película. A nivel sensaciones, siempre se viven con mucha ansiedad los estrenos. Los días previos son de mucho nervio.
—¿Qué debilidades y fortalezas encontraste en el proceso de realización?
—El camino eterno es una película que, si uno ve las imágenes, los tráilers, parece una superproducción, pero la realidad es que el equipo técnico fue de tan solo cuatro personas. Me asistieron Sergio Montúfar Codoñer (uno de los mejores astrofotógrafos de Latinoamérica), Pablo Santamaría (con quien coescribimos el guión y quien además fue productor de la película) y Cintia Peri, quien también participó en la producción. Pablo y Cintia son astrónomos y, además de colaborar con la parte técnica, fueron quienes guiaron la parte narrativa desde el punto de vista científico. A mí me tocó la tarea de dirigir, escribir, editar y hacer la fotografía de la película. Creo que si yo no hubiera tenido la experiencia previa con mis películas de horror, jamás podría haber encarado un desafío así. Es impensable filmar una película documental con tanto por narrar con tan poco equipo humano, pero ya estoy acostumbrado. No es lo ideal, pero vivimos en la Argentina. Para mí nunca existió la opción de no hacer las cosas más allá de las limitaciones. Aprendí a trabajar evitando que las limitaciones se noten y creo que esa es una de las fortalezas que puedo tener como realizador y pienso que eso en la película se nota. Es una película visualmente muy potente pero llevada adelante con mucho esfuerzo e ingenio. Y estoy seguro que la gente cuando vea la película jamás podrá imaginar que se filmó con esas limitaciones. La película se sostiene por sí sola y eso es un orgullo.
—¿Cuáles son las sensaciones ante el éxito de este proyecto?
—Siempre le digo a mi familia que el éxito no existe. Creo que en este ambiente se vive demasiado pensando en tener éxito y no se disfruta el recorrido de cada proyecto. Para mí haber podido terminar la película y que haya hecho su recorrido en su versión fulldome y ahora comience el recorrido en versión tradicional es un logro enorme. La película significo un doble desafío ya que durante el rodaje hubo que pensar en dos versiones totalmente diferentes, casi como si filmáramos dos películas diferentes. Estrenar una nueva película es razón de festejo y además una película documental de divulgación científica. Si tuviera que poner un significado a la palabra éxito sería el estar contento con la carrera que estoy haciendo. Explorar diferentes formatos y géneros es algo que siempre me ha interesado y, si veo en perspectiva mi filmografía, exploré por todos lados. Hay películas de terror, documentales sobre rock, animación y documentales de ciencia. Creo que el niño que miraba desaforadamente películas en “sábados de superacción” estaría orgulloso de mí y eso para mí es tener éxito.
—¿En qué otros proyectos estás inmerso?
—Ahora mismo estoy a punto de publicar mi nuevo libro de narrativa que se titula Línea Paranormal 2 y es la continuación del libro de cuentos de horror basados en casos paranormales que editamos hace unos meses. Además, pronto se estrenará Mete miedo, la película de horror que escribí y que dirigió Néstor Sánchez Sotelo. Por otro lado, estamos esperando que se resuelva una cuestión legal con el proyecto Bajo tus pies para que finalmente salte a la pantalla grande. Y actualmente escribiendo mucho. En el día a día, estoy trabajando en el desarrollo de un proyecto para una productora de las más destacadas de la Argentina y editando la nueva película del director Daniel de la Vega titulada El último hereje.
—¿Tenés ganas de volver a dirigir?
—Sí, muchas. Estuve llevando adelante el desarrollo de los capítulos 2 y 3 de Belisario, pero por la pandemia se cayó la financiación y ahora esperando que alguien se interese por ese proyecto. Tengo ganas de volver a encabezar un equipo de trabajo y volver a trabajar. Sea terror o documental, pero necesito volver pronto a trabajar en la parte creativa.
—¿Cómo viene el proceso de escritura de tus obras?
—Muy bien. Termine cinco guiones en los últimos meses y actualmente me encuentro escribiendo dos nuevas películas: Entierro, que es un cuento que escribió Rodrigo García Ferreyra, y La madre oculta, que estoy escribiendo con Verónica Calvo, una amiga y guía espiritual. Una película de horror climático que nos encanta y que creemos que va a dar que hablar.
—¿Por qué te gusta el cine?
—Porque creo que empecé a entender el mundo a partir de las películas. Creo que las primeras imágenes que se grabaron en mi mente fueron las que vi de chico en la pantalla del cine o la televisión. Toda mi vida ha estado atravesada por el cine y mi visión de todo siempre está condicionada por mi forma de procesar las imágenes. La verdad es que sin el cine no soy nadie. De lo único que creo que puedo hablar es de cine. El resto la verdad es que me interesa realmente poco. No me moviliza.